Dos migrantes venezolanos, un departamento diminuto, la víspera de un Año Nuevo que ellos no van a celebrar, y una relación que empieza a resquebrajarse, Emigrantes no es un tragedión ni pretende serlo, sino una mirada más naturalista a la vivencia del extranjero que ha tenido que dejar su país y se las arregla como puede lejos de casa, no sólo en lo económico y laboral, pero también en lo anímico, que pareciera a veces ser el lugar donde más pega no poder volver con los tuyos.

Un texto del polaco Slawomir Mrözek, Emigrantes en manos del director (también actor) Jesús Delgado toma la nacionalidad venezolana para presentarnos a dos hombres fuera de su país compartiendo un precario departamento, con personalidades ajenas que en un mundo donde la supervivencia no los obligara a convivir, tal vez jamás hubieran acabado relacionados.

Emigrantes en Foro Shakespeare

Uno, un intelectual dedicado a la escritura, refugiado político, responsable del lugar que habitan; el otro, un obrero que ha cruzado fronteras para poderle dar a su familia una mejor vida con ingresos que, aún taladrando calles, no se comparan con lo que podría generar en su país. Su lugar de residencia no es claro y no importa. Están lejos de Venezuela en una nación que ni siquiera comparte su lengua materna. Se tienen sólo el uno al otro, para bien y para mal, y allá afuera donde otros están celebrando el Año Nuevo, ellos están preocupados porque les ha dejado de caer agua con la cual preparar el café.

Emigrantes en Foro Shakespeare

Emigrantes no es un texto doloso. No busca el retrato melancólico, quizá melodramático, la historia taciturna y sangrada del migrante perseguido, vapuleado, violentado y en desgracia. La puesta en escena pinta un cuadro muy preciso. La vivencia de dos personajes con historias individuales durante un sólo anochecer que sí, en muchas medidas alumbra una realidad universal para el migrante, pero en otras muchas es un relato de dos hombres y las formas en las que ambos desde distintas burbujas se adaptan a una realidad que pudiera no haber sido su plan de vida de cabecera.

Emigrantes en Foro Shakespeare

Y es enternecedora en cuanto a su convivencia, sus conversaciones, su dinámica. La forma en la que su enfrentamiento diario con la falta de privilegio los obliga a comunicarse desde las preocupaciones, las ilusiones, los recuerdos, el miedo también, el temporal enojo a manera de desahogo, la catársis en el entender que aún siendo absolutamente dispares los une el tener en común un origen y un obstáculo que apenas saliendo por la puerta muchos otros no pueden siquiera comprender. Y entonces son simbióticos en la similitud que más fatiga, pero más fusiona.

Emigrantes en Foro Shakespeare

Sin tomar una dirección enteramente naturalista, que quizá generaría una mayor sensación de realidad asentada, Emigrantes sí dispone de lo ordinario para armar una escena que pareciera no tener un fin último, un algo que resolver, un arco que se dibuje a partir del conflicto que ha de llegar a una resolución, pero que se vive más como un escaparate. Una mirada neutral a una tarde entre éstos dos que si bien termina por ser álgida, como lo son tantas cuando la presión y la angustia llevan a la gente a emociones menos controladas, pudiera ser cualquier día para ellos. Pudieran ser todos los días para ellos, por todo lo que sabemos. Discusiones sobre la comida que se está acabando, el dinero que uno pudiera tener guardado y no está compartiendo, confrontaciones provocadas casi con dolo sólo para ver la reacción del otro, chistes que se cuentan entre copas, amenazas de dejar al otro solo, vaya, un día a día entre personas que raspan al otro por mera claustrofobia.

Emigrantes en Foro Shakespeare

Que funciona en gran medida por una genial interacción entre los actores, el mismo Jesús Delgado y Sebastián Torres, que hacen de esta víspera de Año Nueva una llena de momentos, de picos y valles, de debates que cargan se pronto con humor, de pronto con acidez. Uno de ellos casi montado en la soberbia y el nihilismo, provocativo y confrontativo, y el otro tierno en su ingenuidad, reactivo pero de sangre ligera, fácilmente tambaleable a momentos como un niño chiquito enfrentándose contra una situación demasiado adulta. Su pin-poneo hace de Emigrantes una puesta muy viva, muy colorida, y curiosamente cálida.

Emigrantes en Foro Shakespeare

El vestuario se aleja de un escenario que pretende un mayor realismo hacia lo decadente, dos catres, una tubería, una cafetera y maletas que construyen un departemento que prácticamente podemos oler a humedad y escuchar crujir en pisos descuidados y paredes que permiten oír hasta roncar al vecino, y se texturiza hacia lo demacrado, ya más a manera de símbolo que una visión más realista de la vestimenta de un migrante. Ambos con ropajes viejos, sucios de muchos lados, incluso manchados, resulta más representativo de una vida que ha pasado por demasiado, pero aún desgastada y con las suturas visibles, sigue siendo usable porque no ha dejado de funcionar.

Emigrantes en Foro Shakespeare

Emigrantes, que es parte de una residencia en Foro Shakespeare del Grupo Teatral Emergente, carga consigo el don de la pertinencia. Un texto que hoy con Trump y sus políticas de migración, y un México repleto de extranjeros viviendo en polos distintos del privilegio entre migrantes y expats, tiene mucho que decirnos sobre la vida fuera de lo que abrazamos como hogar, del territorio que no es un pedazo de tierra al que llamamos casa, pero la gente que lo vuelve nuestro, y lo vuelve seguro. Un puntual documento que a partir de lo individual puede abrir el panorama hacia toda una comunidad. Y al final también un montaje para disfrutar del trabajo de dos actores venezolanos que han recorrido el mundo con esta puesta y hoy los tenemos a la mano para escuchar lo que tienen que decir, y ser testigos de una química que transporta.

Emigrantes se presenta los domingos a las 6pm en Foro Shakespeare.