Con un elenco, no sólo llamativo, pero espectacular, y una serie de historias para los que creen que el amor tiene algo de mágico, Enfermos de Amor es una fantasía surreal imperdible en La Teatrería.
Los que están familiarizados con el trabajo de John Cariani, no sólo como actor (Fiddler on the Roof, Something Rotten) pero también como dramaturgo, que fue el encargado de regalarle al mundo la increíble Almost Maine (conocida aquí en México como Casi Un Pueblo), sabrán que la belleza de este escritor radica en la forma en la que toma temas prácticamente mundanos y los dota de una fantasía irreal en pequeños detalles, dándoles una perspectiva nueva completamente mágica.
En 2010, John Cariani escribió Love/Sick, con la misma visión surrealista que Almost Maine, pero centrada en tópicos de relaciones amorosas y pareja, que ahora Retro (una productora antes dedicada más que nada a la publicidad que ahora se mueve a las producciones teatrales) trae a La Teatrería con el nombre de Enfermos de Amor y no tenemos más que agradecérselos.
Protagonizada por ocho nombres de los más populares en nuestra industria del entretenimiento (aunque en términos reales van alternando de cuatro en cuatro durante las funciones), Mónica Huarte, Alex de la Madrid, Luis Arrieta, Esmeralda Pimentel, Adriana Louvier, Eréndira Ibarra, Nacho Tahan y Andrés Palacios recrean una serie de historias en apariencia inconexas, haciedo varios personajes y relatando pequeñas anécdotas de pareja, que para el final de la obra, y en un momento de iluminación, los últimos dos personajes detallan la forma en la que todo lo anteriormente visto pertence al basto abanico de lugares comunes en los que toda relación amorosa cae, pero con una vuelta de tuercas a la Cariani.
De ese modo, dos desconocidos que se conocen en el super, no pueden evitar lanzarse a los brazos el uno del otro porque sufren del Síndrome Impulsivo Compulsivo (belleza), una madre cansada busca literalmente en cajas y closets a su propia identidad perdida, un hombre gay azotado por los prejuicios pierde alguno de sus cinco sentidos cuando escucha que otro hombre le dice «te amo», o una mujer decide probar salir de la rutina pretendiendo matar a su esposo.
Todas y cada una se relacionan con ese pequeño detalle que toda pareja ha vivido que es muy relacionable: la búsqueda de satisfacción sexual fuera de la pareja, la decisión de tener hijos, la monotonía, la separación cuando aún hay amor, el miedo a amar como parte de una minoría, y aunque hay algunas más naturales que otras (las más increíbles son las que le suben el volumen a lo imposible), todas terminan pegando de alguna manera en el lugar adecuado dentro de la experiencia del espectador.
El elenco, que pareciera estar conformado únicamente para llamar la atención en el cartel (porque aceptémoslo, sí pasa) hace un trabajo increíble, complementándose los unos a los otros, y transformándose por completo cada nuevo personaje. Actores como Alex de la Madrid o Esmeralda Pimentel son francamente irreconocibles cada que salen a contar una nueva historia; y el carisma de otros como Mónica Huarte o Luis Arrieta llena la sala de risas.
Rodrigo Nava (director primerizo) le otorga un encanto muy especial a la forma en la que logra la interacción entre sus actores, y además le da un estilo único a la puesta que se siente como un enorme escaparate de American Apparel tomado desde una cámara Polaroid (es decir, sólo lo hipster necesario) con un vestuario monotonal, pero increíblemente colorido que resulta bellísimo, y una escenografía abstracta, que si bien restringe un poco el movimiento en el escenario y provoca que se pierdan algunas figuras, empata muy bien con el entero concepto surreal del texto.
Enfermos de Amor es para irte a llenar el corazón de un poquito de magia y recordar que sí se necesita estar un poquito enfermo para entrarle a una relación con otro individuo con su propia historia, molde, personalidad y manera de ver la vida, y esperar que el resultado sea preciso y perfecto como dos piezas de rompezabezas encontrándose sentido.
Enfermos de Amor se presenta viernes, sábados y domingos (en varios horarios) en La Teatrería.