Gou Producciones entrega teatro IMAX con el revival de Spamalot, un montaje de espectaculares visuales que más que Broadway da la sensación de habitar en la Esfera de Las Vegas, con una comedia que mezcla el particular absurdo de los ingleses Monty Python con el ingenio de una traducción muy mexicana, que sí, a momentos tropieza con el -al parecer- ineludible vulgar, pero en otros tantos se corona hilarante desde el guiño al humor de acá.

Si hay algo que es muy Spamalot es la bobería. Una obra con una sola pretención: hacer reír, y utilizar en grande las capacidades del teatro musical para encontrar comedia donde Broadway siempre ha hecho espectáculo. Monty Python inició esta particular historia de reinvención al mito del Rey Arturo en 1975 con la película «Monty Python and The Holy Grail», para después convertirla en show musical (con lo que no todos los Mony Python estaban de acuerdo, por cierto) que tomó Nueva York por sorpresa en 2005 para acabar consiguiendo 14 nominaciones en los Premios Tony, y tres victorias, incluyendo la de Mejor Musical.

Spamalot México 2025
Fotos: Luis Reyes

No es poca cosa, y la obra no llega con poco pedigree a México. Tampoco es la primera vez que se presenta en nuestro país. Los mismos Freddy y Germán Ortega ya se habían dado una oportunidad en la Mesa Redonda, pero ahora regresan convocados por Alejandro Gou para crecer la Caballería con otros muchos nombres que la gente reconoce como los grandes de la comedia en televisión nacional. Entre ellos, Adrián Uribe, Omar Chaparro, Adal Ramones, Faisy, Margaleff, Fastlicht, hasta un cameo de Derbez y como abrazo a la comunidad más teatrera, Susana Zabaleta para completar un elenco que, a ojo de buen cubero, hubieran podido generar caos escénico por encima de rigor musicalero.

Spamalot México 2025

No es así lo que sucede, pero no nos adelantemos. El director Marc Montserrat-Druker, que ya había pasado por Spamalot en México en 2012, vuelve junto a Armando Reyes como director artístico para hacer de este musical uno que francamente se podría ver desde un satélite en el espacio. Pantallas enormes que transforman el CCT1 en todo tipo de lugares de fantasía, desde bosques y hasta magnos casinos, a partir de la gran calidad de video del diseño de Maxi Vecco, que en varios momentos se vuelve algo cinematográfico, y un gigantesco ensamble que de una manera muy magistral y muy numerosa llenan ese escenario de coro, brillo, baile,pluma, tap y comedia absurda.

Spamalot es desmedido y que bueno que así lo sea porque la historia en realidad -y de origen- es curiosamente delgadita. Más una serie de situaciones peculiares y ridículas que el Rey Arturo y su banda de Caballeros de la Mesa Redonda van viviendo en su búsqueda del Santo Grial, que una trama en sí hecha y derecha a la que se le pueda encontrar un arco dramático de peso. Finalmente el fuerte de Monty Python siempre fueron los sketches, y Spamalot tiene mucho de eso.

Spamalot México 2025

En términos meramente visuales, esta producción de Gou verdaderamente tira la casa por la ventana, y nos presenta quizá el mejor uso de pantallas en teatro en mucho tiempo, porque aceptémoslo, las pantallas suelen ser un recurso poco imaginativo para ahorrarse creatividad escénica. Las de Spamalot son en toda medida un personaje más. Un elemento que juega dentro de la trama, que interactúa con los personajes, que participa de los gags. Su creación, aunque seguramente de intención apantallante, es inteligente al momento de ser usada para la narrativa y no meramente como show. Y de que llena la pupila, llena la pupila.

Spamalot México 2025

Pero a pesar de ser lo más cautivante del espacio, no está sola en la creación de este Camelot que a muchos momentos deja con la boca abierta. El diseño de escenografía de Jorge Ferrari acompaña muy bien esta grandilocuencia y termina por conjuntar elementos que rompen la segunda dimensión para dar mucho cuerpo al mundito en escena, y el vestuario de Letal y Ángel Bernal consigue sumarse a esta comedia opulenta, de pronto jugando a ser burlesque, de pronto simplemente participando del ridículo caricaturizado, y para el final utilizando todo lo que llevamos viendo por dos horas, para darnos la versión angelical y showbizera de esta producción que hasta el último segundo no deja de sacar algo nuevo, algo distinto, algo más emocionante que lo anterior.

Spamalot México 2025

Si el teatro es forma y fondo, Spamalot consigue hacerse de una forma muy espectacular. El fondo mantiene sus raíces, finalmente Monty Python lo tiene bien probado. Pero ahí donde la comedia inglesa, que curiosamente abrió primero en Nueva York, gira mucho en torno a la estupidez de sus propios personajes, la adaptación de Freddy Ortega y el montaje que este llamativo cast de personalidades particulares aderezan con el bagaje por el que son conocidos, involucra mucho de doble sentido, albur y escatología que no siempre termina por maridar bien con lo que ya es Spamalot.

De modo que los mejores momentos, que lo llevan siendo desde siempre, acaban por ser aquellos donde la comedia se permite brillar por absurda. Donde diálogos y escenas se extienden hasta reventar en situaciones idiotas donde prevalece la confusión, el delirio y el sinsentido. Y donde, sí, estos actores y comediantes, que al final saben hacer bien su trabajo, se permiten crear personajes incluso secundarios o incidentales, nuevamente, muy de sketch, que hacen hilarantes estos chistes que parecen eternizarse hasta un punto de quiebre. Ahí es donde Ricardo Fastlicht, por ejemplo, brilla de manera genial, habiendo entendido la tarea, buscando personalidades grandes y muy distintas para sus diversas apariciones, cada una más bruta que la anterior. Y ahí encuentra oro cómico.

Spamalot México 2025

Omar Chaparro como un soldado borracho que no entiende la sencilla instrucción «No dejes entrar a nadie al cuarto» se avienta un escenón de carcajada intensa con un pretexto tan simple que no puede sino ser mágico para el final. Otros como Adal Ramones consiguen hacer de su personaje titular su verdadera columna vertebral. Su Galahad es enterito. Redondito. Un personaje pensado y estudiado de principio a fin, que todo el primer acto se dedica a robar escena tras escena con una fisicalidad tan precisa, una entrega tan atinada, que se vuelve fácilmente el Caballero favorito. Pero no es que alguien como Germán Ortega se quede atrás con su Patsy, un personaje que hace de los juegos de palabras alarde de las posibilidades del lenguaje de la manera más divertida, y que por encima de la comedia, enternece y conmueve.

Spamalot México 2025

Adrián Uribe batalla más con su Rey Arturo, y le encuentra una voz pero no una comedia propia. De algún modo al ser el personaje menos desquiciado, en un mundo de absoluta esquizofrenia, se contiene y se neutraliza, buscando los momentos óptimos para sacar al Adrián que la gente conoce por la tele, pero no al personaje de la obra; Faisy se atora en lo unidimensional y se queda atrapado en el gruñir de un Lancelot que entiende como hiper masculino (en realidad es hiper valiente) y no logra matizar incluso cuando lo sacan a patadas del clóset, y Susana Zabaleta, que al final es la que puede presumir de ser Primera Dama del teatro musical, rodeada de comediantes poco sutiles se trepa al tren de lo agigantado y termina por forzar momentos y crecer de más la personalidad de una Dama del Lago que ya estaba pintada para la diva que es sin necesidad de sobre cocinar nada.

Spamalot México 2025

En sus indivudalidades no todos son Excalibur, pero como ensamble, éste que podría haber sido meramente un stunt cast, en realidad consiguen armar el Spamalot que es y que funciona. El que es lo que Spamalot siempre ha sido: enormemente divertido.

Ahora que si hablamos de la adaptación. Así como Freddy Ortega, con el clarísimo entendimiento que tiene del humor mexicano, se avienta unas joyas de premio con gags tropicalizados a nuestra cultura pop e idiosincrasia (que a la Dama del Lago en el «Diva’s Lament» le avienten un Simi disfrazado de ella es precioso), de pronto no puede evitar la mal llamada picardía, que a momentos rosa la homofobia innecesaria (demasiado eeeeeeeh p*to), el basiquísimo chiste de arrimón o la excesiva referencia al «chicharrón» que abaratan un trabajo por demás en realidad muy atinado. Sí, pensado para el público mexicano, no vengo a negarlo, pero al final uno que ensucia un texto más irreverente que poco fino.

Spamalot México 2025

Entonces Spamalot es un cúmulo de cosas. De las mejores con números como el de «Finland» con el que establece esta comedia ingenua, el de «Knight’s Of The Round Table» que le dice quítate que ahí te voy a cualquiera en Broadway, el de «The Song That Goes Like This» que es tan efectiva en su sencillez meta-teatral, simplemente dos actores reconociendo que el número que están cantando es demasiado para ellos (y en ése sí, Susana se luce), o la batalla con los franceses que es tan graciosamente excesiva en su retrato de los estereotipos de una cultura que tiene mucho para ser parodiada. Y de pronto no tan ideal en otras instancias, como el número de «You Won’t Succeed On Broadway» donde la traducción es enclenque y poco chistosa, o el de «His Name Is Lancelot» donde el punchline se vuelve que Lancelot sea gay y no tanto que él mismo no sepa que es gay, como está ideado originalmente.

Finalmente un showzote. Un plato atiborrado. Una comedia con la que hasta el más uraño (y a veces yo puedo estar entre ellos) ríe porque ríe, y una producción cuidada, detallada, de esas grandes como de parque o de crucero, que no son forzosamente ese teatro que tenemos en la cabeza los que amamos los musicales cuando pensamos en Nueva York o Londres, pero que no decepciona como espectáculo. Ahí donde Arturo tiene que ir chocando cocos para simular los cascos de un caballo que no existe pero que él cabalga de cualquier forma, este revival de Spamalot no deja nada en invisible, y es una caballería completa que definitivamente ha encontrado su santo grial en el CCT1.

Spamalot se presenta en el Centro Cultural Teatro 1 de viernes a domingos en distintos horarios.