Óscar Carapia prometió regresar las noches de cabaret a la Ciudad de México, y con Vedette prueba que la pluma y la lentejuela no han muerto. Con varios obstáculos en su contra, incluyendo el venio del show y la falta de entendimiento del público con el género, la fuerza de Vedette se encuentra en las seis cabareteras sobre el escenario que dan un show divertido, sexy y apasionado que es imposible vivir sin mover los hombros.
Vamos a empezar por el concepto. El cabaret en México lleva años de existir, pero de un tiempo para acá ha fungido como un espacio de disidencia, especialmente política, lejos de otros formatos que también engloban el género. De modo que tenemos a un Tito Vasconcelos, unas Reinas Chulas, un Mariano Ruiz, un César Enríquez y la misma Julls dando show en lugares como el Vicio de Coyoacán, pero con apenas un dejo de burlesque y vaudeville, más concentrados en el sketch, el humor y la crítica, ¿pero y el liguero y el can can?
Con Vedette, Carapia nos viaja a la fantasía del Folies Bergère, el Moulin Rouge! y la belleza de las Follies de Ziegfeld desde un lugar más enfocado en el espectáculo showgirly, recargado en le feminidad y la sensualidad de bailes, vestuarios y canciones, con un toque del humor clásico de taberna (mucho picor por parte del MC, la Lupe -Julls-) y sketches en la costumbre del teatro de revista y el vaudeville.
Y durante todo el primer acto, el homenaje al cabaret de antaño es absolutamente protagónico. Con canciones como Folies Bergère de Nine, o Big Spender de Sweet Charity, las vedettes demuestran sus pasos Fosse y se pasean en leotardos de lentejuela, interpretando números pensados para usar la comedia para interactuar con la audiencia. En uno de los más geniales, Gloria Toba da clases de francés al público como toda una ingenue, mientras Naty Moguel juega al clásico me quito el sostén pero me tapo con un abanico de plumas y Majo Pérez encarna un poco de Marilyn para Diamonds Are A Girl’s Best Friend.
El acto dos, aunque divertido, debo admitir que me resulta un poco confuso. Inicia con un bestial pin-poneo entre los espectadores hombres y Lupe, increíblemente divertido que además demuestra que la cabeza de Julls va a mil por hora y es inderrotable en términos de ingenio y acidez, pero luego procede más como un concierto pop que como el anterior juego de sketches vintage. Medleys de canciones de Selena, Whitney y hasta la Tusa se vuelven parte del espectáculo que cierra con el clásico «Man, I feel like a woman» de Shania Twain.
Vaya, es entretenido, sólo se siente fuera de lugar con toda la primera parte del espectáculo, e incluso los atuendos pierden un poco de ese Dita Von Teese meets Fanny Brice que hasta ése entonces nos tenía por completo embebidos en un concepto clásico. Y un momento que definitivamente rompe con el ambiente es la interpretación de Lupe de Beautiful de Christina Aguilera, que aunque bellamente cantado, tira por completo el ritmo al suelo y se sale hacia lo dramero mejor colocado en realities de canto.
Repito. El músculo de este show de variedad son las seis personas que lo interpretan. Majo Pérez, Gloria Toba, Marien Caballero, Julls, Naty Moguel y Yazel Rojo son espectáculares. Artistas 360. Cantan bellísimo, son imparables bailando, piernas volando por doquier, tienen fraseo atinadísimo para la comedia y además todes son bellísimos sobre el escenario. Un verdadero homenaje a las vedettes históricas, desde Josephine Baker y hasta Olga Breeskin, quien de hecho es mencionada en el espectáculo.
Yo las disfruté enormemente, canté y bailé con ellas, y troné los dedos al terminar cada número, pero tengo que decir que esa liga se pudo estirar aún más, mucho más en varias cuestiones:
Primeramente, el venio. Las vedettes se disfrutan con alcohol en la mano y botana sobre una mesa. Y aunque entiendo que por cuestiones de presupuesto el show está montado en un teatro de butacas, Vedette brillaría muchísimo más en un ambiente de bar, incluso en el que Julls se pudiera sentir más libre de pasar de mesa en mesa conversando con los caballeros y sonrojándolos. Marketeatro los restringe a elles como intérpretes y a nosotros como público.
El audio tiene muchos problemas. El diseño sonoro no permite entender por completo todo lo que se está diciendo ni mucho menos disfrutar al cien a los músicos en vivo. Hay una sensación de suciedad continua en el audio y una ecualización desbalanceada, que tendría que estar mucho más cuidada, especialmente tomando en cuenta que el espectáculo se recarga muchísimo en canciones cuyas letras están hechas para hacernos reír.
Y los visuales. Hay estola, boa, abanico y tocado, y sin embargo nada resulta realmente impactante. Un show cabaret requiere de momentos sorpresivos, abrasivos, excitantes, que un poquito y en una dósis muy pequeña los recibimos cuando Naty se «desviste» o cuando Marien baila en tubos de pole dancing, pero en un tiempo en el que las vedettes en otras partes del mundo salen nadando en copas de martini, el show de Carapia se percibe chiquito y poco arriesgado. Y para variar, muy recargado en pantallas que se pudieran evitar y ser reemplazadas por props en caja negra que dieran más brillo a ellas. Siempre a ellas.
Ojo, entretenido es, y tal vez a muchos no les haga falta mayor espectáculo visual, pero yo buscaba con ansias que Vedette reventara con un momento que me dejara la mandíbula en el suelo y ése nunca llegó. Tal vez en una búsqueda por lo familiar, tal vez en un miedo de pasarse de la raya, pero con ese nivel de talento sobre el escenario, Carapia podría disparar el cañón más lejos y verdaderamente convertir a sus estrellas en leyendas. la materia prima sin duda está presente, el esqueleto construido y funcionando, sólo le falta la estrella a ese pino para convertirse en un verdadero arbolito iluminado.
De cualquier manera, y más allá de complicaciones técnicas que no dudo que estén fuera de las manos de la producción y dirección creativa, Vedette es un lugar ideal para pasar un martes divertido y sexy, cantando, riendo, bailando, tomando (desde tu butaca) y enamorándote. Porque sí. Es imposible salir de ahí sin tu corazón latiendo por les seis cabareteres que ponen el alma y el tacón para que nosotros pasemos unas dos horas de puritita fantasía en media calada.
Vedette el Show se presenta todos los martes a las 20:30pm en Marketeatro.