El viaje lejos de casa, pero de alguna manera de vuelta al hogar que Diana Sedano hace con Tornaviaje, es una experiencia íntima, personal y repleta de personajes coloridos que llena de nostalgia de una forma cálida que a muchos les puede resultar extrañamente familiar.
Diana Sedano no está haciendo un monólogo de ficción… bueno, no completamente. En Tornaviaje ella habla desde su propio nombre, sus propias dolencias y más importante aún, su propio viaje para resolver el misterio de su propio origen. Muchos propios. Y muy bien logrados.
El personaje principal de esta historia, sin embargo, no es ella misma, pero su padre. Un artista español que dejó atrás su vida en Santander al lado del mar, sus hermanos y los hijos de su primer matrimonio, para mudarse a México y comenzar una nueva familia, a la que Diana pertenece, pero siempre de una manera aislada y enclaustrada.
No es de sorprender entonces que Diana lo que quiera es conocer más sobre su pasado, sobre sus raíces y su herencia de la que su padre rara vez habla (más allá de lo anecdótico). De modo que se embarca en un viaje a España para conocer a la gente que su papá llega a mencionar en historias. Y conforme los va conociendo, se va transformando en ellos para regalarnos divertidos matices, gestos y acentos que pintan su travesía como un cuento francamente fantástico.
Pero quizá ninguna transformación es tan contundente como la que hace para convertirse en Don Tony.
«Yo lo que más quiero es actuar de mi padre», repite ella varias veces, mientras se va transformando en él, primero a partir de la voz y ciertos manierismos, pero finalmente incluso con una máscara de latex y un cambio de vestuario que, para el final de la obra, nos tiene en presencia de un hombre en sus 80s que lo ha dejado todo por el arte, y el arte le ha resultado en una amante poco recíproca.
Qué tanto es biografía y qué tanto es ficción, sólo Diana lo sabe, pero lo que es una realidad es que el espectador recibe Tornaviaje como un cuento excepcionalmente personal, que aunque tiene particularidades que sólo Diana, su papá y los suyos pueden entender, en la forma en la que describe las dinámicas familiares, el miedo a ver envejecer a un ser querido, y la necesidad de conocer más sobre el lugar de dónde venimos es totalmente universal.
Profundamente nostálgica y bella, Tornaviaje es la odisea de Diana Sedano, pero de algún modo, todos somos sus polizones. Y qué bonito es acompañarla.
Tornaviaje se presenta los martes en el Teatro La Capilla.