Por fin pudimos ver Six en Broadway y tenemos que decirlo, el fenómeno es real, es el musical del año que ningún teatrero se puede perder.
Si hay un musical por el que vale la pena perder la cabeza, ése es Six.
Estrenado en el Festival de Edimburgo en 2017 para finalmente llegar a romper con todo lo que conocíamos de los musicales en West End en 2019 y 2021 en Broadway; Six se ha convertido en un franco fenómeno en el mundo musicalero, no sólo por su fresco y novedoso formato, pero porque ha hecho de sus protagonistas francas heroínas de comic/ pop stars del mundo moderno, que los musicaleros no pueden dejar de adorar, hacer cosplay de ellas y fan art de todo tipo. Six llegó para transformar el teatro, sí, y la cultura pop también, cómo no.
La creación de Toby Marlow se inspira en figuras como Beyoncé, Ariana Grande, Avril Lavigne, Jennifer López, Miley Cyrus, Lily Allen, Adele, Sia, Rihanna, Celine Dion, Alicia Keys, Iggy Azalea y hasta Charli XCX para contar la historia de las seis ex esposas del Rey Enrique VIII a manera, no de obra convencional, pero de conciertazo pop fenomenal.
De modo que sí, a pesar de que hay un arco narrativo y una trama definitiva, la historia no se cuenta a partir de escenas, los diálogos son pocos, el acto 1 es único y vaya, ni siquiera hay intermedio. El show, que no me malinterpreten, sí es absolutamente teatral, se disfruta como un concierto en el que incluso las actrices toman el micrófono de mano como cualquier estrella presentándose en el Madison Square Garden y viven sus solos como lo haría cualquier performer en el show de medio tiempo del Super Bowl. Y uno como público no puede evitar gritar.
La famosa frase que para estas alturas ya es icónica: «Divorced, beheaded, died; divorced, beheaded, survived» es no sólo el motive del musical pero el inicio del espectáculo. Las luces se apagan y enfiladas a manera de una girl band entre k-popera y futurista (piensen en una especie de Little Mix ultra colorida y racialmente diversa), las ex esposas de Enrique VIII sueltan el ya himno de Six presentándose de manera burlona como mártires de la historia, apoyadas por una iluminación digna de cualquier Arena y abren de manera ultra potente el espectáculo con un número bestial que te deja la boca abierta.
Para cuando termina, Catherine of Aragon, Anne Boleyn, Jane Seymour, Anne of Cleves, Katherine Howard y Catherine Parr están listas para dar el show de sus vidas, en vestuarios de heroínas de anime (magical girls para ser precisos) que hacen alusión a su status real, pero las convierten también en muñecas de acción, sexys, hipnotizantes y muy, pero muy perras, porque esa es la palabra.
Acompañadas por una orquesta formada únicamente por mujeres, y por un sencillo pero llamativo escenario que continuamente se ilumina con leds neón que dan vida al espectáculo y lo convierten en la sala de un castillo medieval yassificado (aprovechando que el término está tan de moda en redes), las ex esposas deciden concursar por ver quién de ellas se la pasó peor al lado de Enrique VIII, dando pie a que cada una tenga su momento solo.
Catherine (Adrianna Hicks) empieza con No Way, que sin ningún problema pudiera ser una canción de Destiny´s Child, y en la que demuestra una potencia vocal im-pre-sio-nan-te, y justo cuando crees que ya escuchaste lo mejor de la obra, Andrea Macasaet, Abby Mueller, Brittney Mack, Samantha Pauly y Anna Uzele todas se ponen al nivel y hacen lo mismo con las canciones de sus personajes, dejándote sin poder decidir cuál de los números fue tu favorito, y quién de ellas la mejor interprete. Y como alguien aficionado al teatro tengo que decirlo, es increíble que el musical no tenga un eslabón débil, porque normalmente lo hay, pero en Six no pasa.
Don’t Lose Your Head cantado por Bolena es una parodia millennial muy al estilo Girlfriend de Avril Lavigne en el que Macasaet te hace reír constantemente con la triste historia de cómo fue decapitada por igualada, básicamente; Heart of Stone es la power ballad del musical con la que Abby Mueller le dice quítate que ahí te voy a Adele; Get Down es un número burlón de empoderamiento al estilo Nicki Minaj que ha vuelto famosa la frase «I’m the queen of the castle, get down you dirty rascal»; All You Wanna Do de Katherine Howard es el momento Womanizer de Britney Spears que comienza de manera ligera y comediosa, pero eventualmente se transforma en un crudo relato sobre el abuso sexual sumamente punzante, y I Don’t Need Your Love te derrite en tu asiento con la voz rasposa R&B de Anna Uzele que no para de riffear y envolverte con una voz digna de Eartha Kitt.
Musicalmente es explosiva y una delicia que te provoca querer pararte de tu asiento como en Festival para gritar a todo pulmón lo mucho que amas a cada una de ellas, pero Six no es sólo un show bien montado, sin embargo superficial. No. El musical, de hecho tiene mucho que decir respecto a la manera en la que la historia, tradicionalmente, fue escrita y dictada por hombres durante siglos y siglos. De modo que los protagonistas siempre fueron ellos. Y ellas eran un accesorio, muchas de las que pasaron por la realeza en Europa ni siquiera son recordadas por su nombre, y las que sí, las tenemos en mente porque -literalmente- perdieron la cabeza.
Desde María Antonieta y hasta Carlota, las pocas mujeres que lograron protagonismo en los libros de historia son pintadas como ineficientes, inútiles, neurótica o locas. Y con Six lo que Marlow pretende es darle su lugar a seis reinas cuyas historias no tendrían por qué estar definidas por el hombre con el que se casaron, pero por su inteligencia, sus pasiones, su personalidad y sus vivencias. En una era en la que una mujer era considerada rota si no tenía un hombre a su lado, el musical reescribe las reglas de la realeza de antaño y grita por todo lo alto: ¡ellas también tienen algo que contar!
Dicen que la historia es de quién la escribe. Las ex esposas de Enrique VIII no llegaron a escribir la suya, pero Six lo hizo por ellas. En el musical las protagonistas son ellas, las ching*nas son ellas, las estrellas son ellas. Y la que soporte.
Imperdible y necesaria en Broadway y West End, Six es un must para todo musicalero. Y se los estamos diciendo nosotros primero, así como Hamilton llegó a cambiar las reglas del musical moderno, Six llegó a imponer las del futuro. Y desde ya es un básico y un clásico que pasará a los libros de historia tanto como la realeza del siglo XVI.