Jon Brittain, dramaturgo de Felipa y Memo Tienen Una Relación tiene una característica muy propia y ésa es que encuentra inspiración en los lugares más inesperados: funerales, amigos imaginarios, el perro de la familia, online dating, Star Trek, mucho en la sexualidad y sus distintas acepciones, y para esta obra en específico que Roberto Cavazos traduce y dirige para La Capilla… los status de Facebook.
Estrenada originalmente en el Fringe Festival, tanto de Brighton como de Edinburgh, Felipa y Memo vio la luz del día en 2011, un tiempo en el que Facebook portaba la corona en el reino de las redes sociales, muy por encima de Twitter, Instagram o TikTok que aún no eran parte del zeitgeist.
La cosa con esta comedia romántica teatrera es que Brittain la tomó prácticamente en su enteridad de los muros de dos conocidos suyos, reales, de Facebook, amantes sobreexpuestos en el muy poco íntimo mundo del Internet, a partir de los cuales creó a Felipa (Phillipa) y Memo (Will).
Adaptada sólo en pequeños guiños a 2022, es decir, sí hay mención de las redes más nuevas y eventualidades más propias de nuestro presente que de 2011, a excepción de las amplias referencias a Metallica que son everlasting, en el montaje Felipa y Memo nunca pasan un sólo momento juntos de manera física. Se intuye que lo hacen fuera de las redes sociales, pero el punto entero de la obra es armarse a partir únicamente de los diálogos y comentarios que son visibles para todos porque ellos mismos los ventilan publicándolos donde cualquiera los puede leer.
Y así transitamos con ellas por el altibajo de su relación, desde que se conocen y comienzan a coquetear, hasta que se van a vivir juntos para luego separarse por estudios, sus pequeñas peleas relacionadas con celos y falta de tiempo el uno para el otro, y eventual truene de la manera más millennial posible: a través del ghosting.
Lo que Roberto Cavazos hace con su elenco de dos: Nuria Blanco y Emilio Treviño, es convertirlos en caricatura de la forma en que solemos leer lo publicado en Internet, que aceptémoslo, no tiene nada de natural en nuestras cabezas, pero por el contrario lo asumimos como estridente, excesivo, cursi, lelo y hasta molesto, podríamos llegar a concluir. Tanto así que, te aseguro, mi querido lector, tú probablemente te has metido en problemas por algo escrito en whatsapp que la otra persona leyó con una tonalidad equivocada, ¿cierto?
Entonces Felipa y Memo no son humanos, no de carne y hueso, pero farsas tan falsas como cualquier filtro de Instagram. Avatares. Encima propulsados hacia la ridiculez con la ayuda de los tiernos emojis, cuyas facciones de tira cómica, transforman todo lo que publicamos en un eterno cartón de nosotros mismos.
Nuria y Emilio le entran al juego en absoluta exageración. Gesticulan de manera enorme, grande incluso para el teatro, y se mueven como figuritas de videojuego, cosa que tiene mucha lógica, tomando en cuenta que Jon Brittain maneja precisamente ese humor y manera de crear personajes que lo ha llevado a escribir para Cartoon Network series como Gumball. Entonces si estás esperando naturalidad y un tratado psicológico sobre las relaciones en redes sociales, éste no es el lugar para hacerlo.
Lo cierto es que a pesar de que Nuria y Emilio se esfuerzan por mantener un ritmo dinámico nunca soltando la pelotita que se lanzan de un lado a otro, escénicamente, Cavazos los atrapa en cajas de luz, que bien pueden representar la pantalla de un celular, y les impide moverse fuera de ellas volviendo el trazo repetitivo, restringido y poco pinturesco. La alegoría es clara, dado que Felipa y Memo no se comunican más que a distancia, pero a pesar de que el mensaje vuela como SMS, la obra termina por sufrir topes de ritmo y ganas de erupcionar que se quedan en eso… sólo ganas.
Hay sabiduría y un llamado de atención en el experimento dramatúrgico de Brittain, eso que ni que. A pesar de no hacer ningún tipo de juicio, el texto reflexiona sobre aquello que es público y lo que es privado, la importancia de la intimidad sentimental para la pareja, el voyeurismo del que todos nos hemos vuelto cómplices en redes, más que nunca ahora con stories en todos lados, y la forma en la que incluso las despedidas se han transformado para volverse peligrosamente inpersonales y dolorosamente virtuales.
Felipa y Memo es ligera y entretenida, sin llegar a aquello verdaderamente contundente que el mismo Jon Brittain logra poner sobre la mesa con su texto más aplaudido: Rotterdam. Para un domingo en La Capilla es perfecta. Una comedia romántica como la que veríamos en cine que te hace reír, sonreír y quizá proyectar a alguien en una que otro post o comment, pero como el Facebook mismo, una vez que los cierras su mundo se queda atrapado en el celular con ningún tipo de consecuencia para la gente de carne y hueso.
Felipa y Memo Tienen Una Relación se presenta los domingos a las 18:00pm en el Teatro La Capilla.