En un mundo donde el dinero importa, exista en abundancia o falte en miseria, el dinero siempre va a ser un tema. ¡No Al Dinero! no viene a enseñarnos lo que ya sabemos, sino a reírse abiertamente de la desesperación que acompaña a un sistema capitalista que habita todo el mundo, los que siguen la corriente y los que hacen como que no. Una comedia fársica de tintes oscuros para reír llorando frente a la cartera vacía.
Diría Fred Ebb a través de la voz de Liza Minnelli, «Money makes the world go round» y no podría tener más razón, pero Ricardo (Cristian Magaloni), el protagonista de ¡No Al Dinero!, está convencido de que el dinero envenena y transforma a las personas, y en un alarde (tal vez demasiado magnáninimo) de rechazo a un sistema de vida francamente capitalista y poco humano decide rechazar la enorme cantidad de $800 millones de pesos que ha ganado jugando a la lotería. Lotería que sólo juega, dice él, porque le recuerda a su padre.
El caos se desata cuando reúne a su esposa (Mariana Gajá), su madre (Pilar del Valle) y su socio mejor amigo (Pablo Perroni) para contarles lo que ha hecho, y éstos en vez de tomarlo como un acto digno de cualquier Madre Teresa, enloquecen en rabia y frustración, y se amotinan en su contra demostrando que, en efecto, el dinero ni siquiera requiere estar presente para sacar lo peor de las personas. ¿Le están dando entonces la razón? En parte. Lo que es cierto es que ¡No Al Dinero! demuestra que tal vez el dinero no compre la felicidad, pero tirarlo a la basura ya es cosa de pendejos. Y no lo digo yo, lo hace Pablo Perroni a Cristian Magaloni con la boca, innegablemente, llena de razón.
El montaje de Sebastián Sánchez Amunátegui tiene ese saborcito más cercano al sketch y al sitcom televisivo. Una escenografía que en toda medida es un set que nos transporta a la sala y cocina de un departamento de dos pisos, cuya segunda planta apenas si alcanzamos a ver a la distancia, pero que es usada de manera magnífica para la comedia, nos recibe como la casa de Ricardo, y la teatralidad juega de manera predecible hacia los lugares de grandilocuencia donde el humor habita en las grandes gesticulaciones y los gritos sin parar.
Sánchez Amunátegui le sube el volumen a sus actores para habitar una farsa donde la contención no existe ni por asomo. Y una dirección que pudiera rayar en lo estridente y un humor que pudiera caer en el clásico pastelazo, termina muy rescatado por la pericia de cuatro actores que agarrando un tono complicado, continuamente en el límite del demasiado, consiguen hacer comedia del exabrupto y siembran carcajada tras carcajada con material que en realidad es sumamente repetitivo y no tan gracioso en papel. Una franca evidencia de lo que un increíblemente talentoso elenco puede hacer con un texto muy, muy promedio.
Cristian Magaloni, como Ricardo, se reserva ser el eje aterrizado, aunque no por ello menos culpable de delirio, pero ciertamente el actor menos desorbitado por la locura; Mariana Gajá con enormes ojos hambrientos de respuestas y quizá un poco de venganza tiene instantes descabellados que la llevan a ser el personaje más jalado al límite, airosa en momentos en los que te hace escupir el refresco con sus reacciones; Pilar del Valle, soberbia, puede insultar desde el desdén y gritar, «¡Eres comunista!» con la misma capacidad de hacer humor con lo mínimo y lo máximo, y Pablo Perroni, con una sola escena que involucra un pene de plástico se lleva la obra en el bolsillo, curiosamente además, como el personaje que aún en su motivación ansiosa suelta los argumentos más certeros sobre por qué sí o por qué no al dinero.
¡No Al Dinero! no termina en realidad de reflexionar sobre la necesidad imperiosa y tóxica de aumentar nuestra fortuna bajo un esquema de eterna insatisfacción, porque lo que busca es risas y no establecer ninguna filosofía, y la autora, Flavia Coste se coloca muy al inicio del lado de la esposa, mamá y amigo, dejando clarísimo que la falsa modestia de Ricardo está mucho más cercana a la estupidez que a una cualidad frugal digna de sabio gurú. Claro que eventualmente la obra se clava en el espectador como preguntando, «¿y tú qué harías?», pero no nos hagamos tontos, no hay una sola alma en el Teatro Milán que no pudiera contestar con certeza, «¡Ir a cobrar los 800 millones de pesos!».
¡No Al Dinero! se presenta los lunes lunes a las 8:30pm en el Teatro Milán.