Una historia romántica para tiempos de Internet, Instrucciones Para Volar es un tierno monólogo sobre los muchos cinturones de seguridad que nos ponemos antes de permitirle al corazón despegar en nombre del amor y surcar cielos a veces nublados donde nada te asegura aterrizar en esa isla llamada «felices para siempre», con una Karina Gidi que regresa a los escenarios con ligereza y el encanto de una estrella de romcom.

Es curioso que Instrucciones Para Volar se escribió y presentó originalmente hace poquito más de 25 años, en un siglo que estaba por terminar, y un milenio que estaba por comenzar, donde el Internet apenas estiraba los brazos para mostrarnos de todo lo que era capaz, y la idea de enamorarte a través de una pantalla era prácticamente risible. Hoy, con su revival en la Sala Xavier Villaurrutia hay hasta un cierto elemento retro en su acercamiento al romance digital desde una PC en un mundo que tiene de lo más normalizadas las citas a ciegas por app, en el que que hacer swipe es un movimiento tan natural para el dedo como picar el botón del elevador.

Instrucciones Para Volar

A pesar de eso, Karina Gidi y José Antonio Cordero, dramaturgos y a su vez, actriz y director, decidieron mantener la esencia de su monólogo en ese tiempo aludido más simple, pero también más lleno de incertidumbre, donde animarte -especialmente como mujer- a bajar las defensas con un desconocido en un teclado, sin cara, sin identidad, sin nombre, era un deporte de alto riesgo, al mismo tiempo que la fantasía del amor escondido en el lugar más inesperado.

Instrucciones Para Volar

Así, la mujer al centro de Instrucciones Para Volar, una actriz de poca suerte en el trabajo y en el amor, inicia el unipersonal sentada frente a su computadora, dándole una oportunidad a extraños medio ridículos de enamorarla en una sala de chat. Incels que se conforman con besos virtuales y extranjeros pasando el rato. Pero cuando un desconocido de tierras lejanas y frías le empieza a provocar turbulencia, la actriz comienza un simil a manera de tutorial sobre cómo subirse a un avión y permitirse ser levantada del piso es un acto de confianza tanto en una aerolínea como en una relación que germina… más en una a distancia en la que es probable que viajar hacia donde está el otro sea el eventual destino.

Instrucciones Para Volar

El adjetivo correcto es ligera. Instrucciones Para Volar se disfruta con esa sonrisita con la que uno ve comedias románticas sabiendo que al final se van a quedar juntos, pero disfrutando el viaje en el entender que todos tarde o temprano pasamos por amores y desamores que nos permiten ponernos en los zapatos de la, el, los protagonistas. Tal vez incluso reírnos de uno que otro tropezón y pensamiento ansioso e intrusivo. Esta obra no tiene mayor pretensión. Es un plato dulce de fácil digestión para pasar un rato agradable abanderados por la creencia en el amor, con una protagonista que de manera nada sútil se atavía en el rojo del deseo.

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Eso sí, bellamente musicalizado por un Yurief Nieves, que con su guitarra y vestido de personal de aeropuerto acompaña a Karina Gidi de pronto en momentos francamente cantados, o coquetamente bailados, que le dan al monólogo esta ilusión de un amor que se mete al cuerpo para provocar música. Mientras Karina se revuelca en ternura como una mujer en un proceso para estar lista. Simpática y nerviosa, que además 25 años después de la primera vez que se puso en los zapatos de esta actriz, ahora suma una nueva capa a la historia, porque el relato que cuenta ya no es del de un amor joven, pero uno aún más complejo porque no es secreto para nadie que conforme crecemos resulta cada vez más difícil que alguien llegue a cumplir nuestras expectativas.

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Instrucciones Para Volar es un vuelo corto y sin escalas. Uno que sabe a dónde va y que se divierte jugando con los distintos elementos que conforman la aventura de tomar un avión para hacer guiños constantes a esta metáfora tan entendida del amor capaz de desafiar la ley de gravedad y elevarse por los aires, mientras el pasajero va rogando no caerse sin paracaídas. Un viaje doméstico para los que tienen su boleto en primera clase en el amor, que ya van cómodos y se dan el lujo de cerrar los ojos y recostarse, tanto como para los solteros en clase turista aún tratando de hacerse espacio para estirse y buscando con la mirada si hay asientos vacíos más adelante para igual mejor cambiarse de lugar.

Instrucciones Para Volar se presenta jueves, viernes, sábados y domingos en la Sala Xavier Villaurrutia del CCB.