SpongeBob, Patrick, Calamardo y el resto de los habitantes de Bikini Bottom llegan a Broadway con un musical por demás espectaluar, ¿pero vale la pena la obra como para pagar un viajecito a Nueva York e ir a verla? Vámonos por partes.
Cuando decimos, «un musical de SpongeBob» sonaría a que estamos hablando de uno de esos espectáculos para niños como los que aquí se presentan en el Aldama con botargas cantando canciones populares y alentando a los más pequeños a unírseles a coro. No podría estar más lejos de eso.
SpogeBob SquarePants The Musical es una obra musical en toda la extensión de la palabra, disfrutable para niños así como para adultos y que este año podría estar compitiendo por un Tony con la mismísima Frozen de Disney. Pero antes de que empiecen a contar sus dólares, permítanos platicarles un poquito de la obra y así deciden si vale la pena el gasto.
SpongeBob The Musical empieza como cualquier episodio de la caricatura: con Patchy The Pirate robándose la escena antes siquiera de que se abra el telón, para introducirnos a un Bikini Bottom de colores neón, objetos inesperados y texturas inimaginables donde, por supuesto, todos cantan, bailan y a veces hacen ambas en patines. La pupila se llena de todos los tonos posibles desde el segundo uno y desde el segundo uno es imposible no empezar con una sonrisa. Puntos para SpongeBob.
En la historia, Bikini Bottom se ve irremediablemente amenazado por la explosión de un volcán océanico, y los habitantes del pequeño pueblo marino se ven obligados a tomar la difícil decisión de abandonar sus casas y hacer una franca diáspora hacia nuevas tierras. Todos excepto SpongeBob, claro, que se niega a perder la esperanza. En general, una narrativa que pudiera tener cualquier capítulo o película de Bob Esponja. Así que todo bien.
Donde el musical sorprende es en la re-interpretación de personajes. Ahí donde Tina Landau (directora y creadora) se pudo haber ido a un lugar obvio de botargas o caracterización de caricatura, los actores de SpongeBob toman sus personajes únicamente a través de vestuarios, curiosos peinados y colores en el pelo que, sin necesidad de convertirse en una copia a calca de sus pares animados, nos dejan ver perfecto quiénes son y cómo es que estos peces, ballenas y cangrejos tomarían forma humana. Un súper punto a favor del musical.
Las canciones son divertidas y pegajosas, los escenarios increíblemente alegres (la creación del volcán y las piedras calientes que lanza a través de cajas, toboganes y pelotas gigantes es simple y sencillamente adorable) y las actuaciones, curiosamente, muy apegadas a las que conoces del doblaje original, donde Ethan Slater como SpongeBob, Gavin Lee como Squidward y especialmente Wesley Taylor como Plankton se llevan los mejores momentos de comedia, te hacen sentir inmerso en un mundo de caricatura donde todo puede pasar. Que es, al final del día, la razón por la que uno entraría a un musical llamado SpongeBob SquarePants The Musical.
¿Una razón más para verlo? Escuchar a Jai’len Christine Li Josey, como la enorme ballena Pearl Krabs cantando, vale los 145-120 dólares del boleto.
En conclusión. Ve a ver SpongeBob The Musical, si eres fan de la caricatura vas a encontrar todo lo que te gusta de la serie de Nickelodeon en un musical de dos horas que se siente como un capítulo mejorado y musicalizado de la caricatura; y si no eres tan fan, ésta es la obra con la que te vas a convertir.