El regreso de Dolly Levi al Teatro de los Insurgentes viene acompañado por una extravaganza de música, baile, colores, comedia y vestuarios tan espectacular que no hay manera de salir de ahí sin maravillarse.
Es cierto, el musical de Hello, Dolly! es uno que lleva dándole la vuelta a los teatros de los mundo desde la década de los 60, y encima de todo está basado en material que se escribió en los 30’s, y eso pudiera resultar en que la gente lo pudiera percibir como algo viejito, anticuado…incluso caducado. Permítanos decirles que no podrían estar más lejos de la verdad.
Aunque su trama de matrimonios arreglados y mujeres en busca de marido para brillar en sociedad por supuesto que se siente fuera de lugar en pleno 2018, lo importante y disfrutable de Hello, Dolly! es tomarla por lo que es, una farsa divertidísima escrita con el mindset de otra época, con una heroína mítica para el teatro musical, y un espectáculo musical de asombrosas coreografías y canciones encantadoras que jamás dejará de estar vigente para el que busca un buen show.
Repitiendo la fórmula de su Hombre de la Mancha, OCESA buscó en Daniela Romo y Jesús Ochoa las estrellas con el nombre para llenar el poster, y las rodeó de un elenco y ensamble empapado de teatro musical, brillantes y talentosos que absolutamente llevan el peso de la obra, y ponen el nombre del musical en alto.
Dolly Levi es una viuda, le diríamos «casamentera», pero en realidad se dedica mucho más que a eso. Es una mujer que todo lo puede, desde enseñar a bailar hasta hacer contabilidad, todo lo hace con una sonrisa, con la mayor de las gracias y una personalidad magnética que provoca que todo el que la conoce la guarde en un lugar muy especial.
Su misión durante el musical es encontrarle esposa al gruñón, casi millonario de Yonkers, Horace, dueño de una tienda de abarrotes, quien está prácticamente listo para entregarle el anillo a Irene, la dueña de una tienda de sombreros en Nueva York, que no busca precisamente enamorarse, pero sí volver a casarse -y especialmente con un casi millonario- para vivir de manera más despreocupada.
Las cosas toman un vuelco inesperado cuando la misma Dolly decide que ya no quiere emparejar a Horace con Irene, pero en su lugar, quiere ella casarse con el adinerado amargado; y peor aún, cuando los empleados de Horace, Cornelio y Barnaby, se escapan de Yonkers para vivir un día de aventuras en la ciudad y acaban viviendo un romance de ésos de amor a primera vista con Irene y su fiel acompañante, Mimi.
El resultado es una comedia de enredos de lo más entretenida, donde todos tienen algo que pretender, alguien de quien esconderse, mucho que aprender de la señora Levi, y todo para pasar el mejor o peor día de sus vidas, y acabar cantando y bailando al respecto.
La música es alegre y entrañable, y las coreografías un franco monstruo. El escenario está eternamente vivo por el paso de un ensamble que hace las veces del pueblo de Nueva York, en coloridos vestuarios extravagantes que llenan la pupila, divertidos pasos lejos de las coreografías que has visto mil veces, y a veces hasta encima de una locomotora que literalmente entra al escenario en pleno Put On Your Sunday Clothes, marcando uno de los momentos más asombrosos de la puesta.
Y ni empecemos a hablar de la icónica escena en el Harmonia Gardens, donde se canta la Helloooo, Dolly, how are you, Dolly? que seguramente ubicas y amas. Secuencia que dura prácticamente el segundo acto entero en la que los bailarines se lucen en cansadísimos, pero espectaculares tracks, que incluso los tienen cachando platos voladores, y donde todos los personajes se reúnen en la cúspide del enredo para lograr una comedia física impecable, y números musicales que provocan quererte parar a aplaudir de pie al instante.
Jesús Ochoa inyecta a su Horace de ese desparpajo que lo caracteriza como actor y lo combina con el eterno ceño fruncido del personaje para lograr escena tras escena tener a la audiencia doblada de risa; y no es el único, Mauricio Salas y Jesús Zavala (que alterna con Luja Duhart) como Cornelio y Barnaby son la dupla más divertidamente tierna, fársicos y bobos, que recuerdan a la comedia tan bonita de tiempos de Chaplin; y Marisol del Olmo se luce cantando los números vocalmente más apantallantes del musical.
Todo es tan glorioso y atinado, que provoca desear que la protagonista, Daniela Romo, se soltara y llegara a donde el resto del elenco alcanza a llegar, para conseguir esa comedia que no te deja descansar, y a una Dolly lejos del refinamiento y seriedad de una Mary Poppins, pero mucho más burlona, humana y destapada como históricamente la han hecho mujeres como Bette Midler, Donna Murphy o Carol Channing, y que el personaje pide a gritos.
Sea de los 60, de los 30, de hace 10, 15 años o actual, Hello, Dolly! tiene los números para hacer a un lado de una patada a muchas puestas modernas, la comedia para tenerte limpiándote lágrimas, y al final, una historia que nos recuerda la importancia de salir del canon, soltar, enamorarse (no sólo de las personas, pero hasta de la comida), tomar la vida como un desfile del que llevamos la batuta, y atreverse a tener una aventura. Hello, Dolly! México es magnífica y harías mal en no correr a verla.
Hello, Dolly! se presenta jueves, viernes, sábados y domingos en el Teatro de los Insurgentes.