El nuevo espectáculo familiar de Gerardo Quiroz, Barbie el Musical, se deshace de la simpleza de las botargas para entregar una obra digna de película Disney Channel.
Es difícil imaginar lo que uno se va a topar con un espectáculo llamado «Barbie, el musical». ¿Es meramente un show para niños, donde una Barbie personficada se dedica a verse bonita en un guión que no hace más que satisfacer la curiosidad de las pequeñitas de ver a su muñeca preferida transformada en realidad? – como tantos de los que se presentan con Botargas en el CCT1 y 2… ¿O es acaso un musical en toda la extensión de la palabra?
La segunda aseveración es la que más se le acerca. Basado en la película animada, Barbie Rock ‘N Royals, de 2015, este musical es básicamente un enorme capítulo de alguna serie de Disney Channel, digamos Hannah Montana, llevado con mucha destreza al escenario del Teatro Manolo Fábregas.
Su ingenio radica en haber copiado casi a calca aquello que funcionaba tan bien en pantalla (empezando por los looks de todos los personajes) y haberlo complementado con un elenco a la altura de cualquier otro musical en la ciudad, y sí, eso incluye Los Miserables. Actores sumamente carismáticos, excelentes cantantes y llamativos bailarines que hacen de este show algo disfrutable, incluso para el público que ya no juega con muñecas.
La trama, no distinta de algo que pudo haber salido en The Descendants, nos lleva a dos distintos campamentos de verano rivales: Camp Rock y Camp Real, uno para músicos, otro para príncipes y princesas, que debido a una confusión al momento de separar a sus integrantes termina enclaustrando a Barbie con los futuros pop stars y lejos de sus compañeros de sangre azul y a Erika, una famosa rockera, entre figuras de la realeza demasiado recatadas para su estilo rebelde.
Al principio Barbie y Erika desentonan en sus respectivos erróneos campamentos, pero poco a poco se van dando cuenta que una princesa puede rockear, lo mismo que una pop star puede aprender a trabajar en equipo, especialmente cuando los futuros de ambos campamentos se ven amenazados por un concurso de canto cuyas consecuencias podrían ser fatídicas.
Claro que el espectáculo está repleto de brillantina, faldas que vuelan al girar, tiaras y color rosa en cantidades industriales, después de todo, es un espectáculo de Barbie y no podíamos pedir nada distinto; pero debajo de todo ese color que podría estar maquillando un show mediocre, se esconde un diamante en bruto que en sus one-liners te llega a sacar francas carcajadas y para el final te tiene coreando las canciones.
Por supuesto que ayuda que Stephany Ruiz como Erika sea una vocalista extraordinaria que te tenga con la cara en el piso cada que abre la boca para cantar, o que Odette Villarreal, como la Princesa Aubray (una especie de Penny de Hairspray convertida en sidekick para Erika) te saque lágrimas de risa con su manera de entregar los gags, y por qué no, que Pía Sanz, como la mismísima Barbie, sea toda una muñequita con una voz dulce para acompañar.
Técnicamente la puesta no está libre de fallos, todos ellos de lo más reparables, desde problemas con la iluminación (hay un seguidor que mantiene a los personajes a oscuras, especialmente cuando hay sólo dos en el escenario) hasta un excesivo humo que hace brumosa la vista sobre los actores, pero también tiene sus sorpresas, especialmente esa transformación del look de Barbie de vestido de princesa a falda de rockera en un abrir y cerrar de ojos que en efecto pareciera sacada de un mágico cuento de hadas moderno.
Y manténganse atentos ante la participación virtual de Natalia Sosa, un momentito inesperado, resuelto de una manera sumamente divertida que merece su propia mención.
En fin, Barbie el Musical, Rock ‘N Royals, no es lo que tienes en la cabeza, es mucho más, y vale la pena que vayas, con tu familia o sin ella, y por un sábado en la mañana vuelvas a ser ese niño/a que alguna vez quiso ser rockstar o princesa.
Barbie el Musical, Rock ‘N Royals se presenta los sábados y domingos, 11:30 y 13:30 en el Teatro Manolo Fábregas (no confundir con el Centro Teatral Manolo Fábregas).