Casi Normales, el nuevo musical dirigido por Diego del Río ilustra la enfermedad mental desde la intimidad de una familia y triunfa con un elenco extraordinario que te lleva de la locura a las lágrimas en perfectos acordes.
Casi Normales, mejor conocida por muchos como Next to Normal, obra musical de Tom Kitt y Brian Yorkey ganadora no sólo del Tony, pero también del Pulitzer, no es el clásico musical que tienes en la cabeza. De entrada, está actuada únicamente por seis actores en escena, sin ensamble o coreografías que puedan distraer del relato íntimo; y en segunda, más que visualizar los lugares alegres o fársicos que tienden a ser narrados en este formato, Casi Normales pinta de forma cruda y poco maquillada el infinito abismo de la depresión y la enfermedad mental.
Ahora, no con eso queremos negar de ninguna manera su excelencia y poder, pero tal vez sí acotar a qué tipo de público va dirigido.
Diana Bueno es la matriarca de una familia que desde hace años se ha visto afectada por su inestabilidad psicológica. Una mujer hundida hasta el cuello en fármacos a la que el término bipolar ya le queda chico, exponenciado por un evento traumático que la historia se toma su tiempo en revelar.
Daniel, su esposo, se ha convertido en una muleta para ella, un hombre gris sin una historia propia que contar que le ha dado todo a ella; mientras Nata, su hija menor ha sido profundamente afectada por la falta de atención de su madre y la posibilidad hereditaria de la locura.
Las cosas comienzan a empeorar para la familia Bueno cuando Diana decide tirar todos sus medicamentos por el drenaje, exponiendo en carne viva su ya de por sí vulnerable psique, y llevando a todos a su alrededor a un torbellino de fragilidad del que nadie sabe cómo salir.
El texto de Kitt y Yorkey, por supuesto, es poderosísimo, ilustrativo a través de canciones y pocos diálogos no sólo del vacío que acompaña a la depresión, pero del sentimiento de impotencia en los seres queridos, y la necesidad de exploración del campo médico a lo que no le tienen una respuesta. En ese sentido, Iker Madrid y Diego del Río hacen un excelente trabajo de adaptación de una partitura que, sin duda, presentaba rentos grandísimos.
Pero la puesta en México donde encuentra su mayor virtud es en su elenco. Comenzando por Susana Zabaleta, la encargada de llevarse al público en la bolsa, que pierde su usual perfección y actitud de mujer empoderada para dejarse llevar por el caos en la cabeza de Diana. Y se destruye en el escenario. Cierto que su voz entrenada en canto clásico, de pronto puede desentonar con las del resto, pero su acting es tan preciso que para el final del segundo acto tiene a la audiencia en sollozos.
La joya de Casi Normales, sin embargo, es María Penella como Nata. No sólo presume de una técnica impecable al momento de cantar, pero francamente crea un personaje frente a nuestros ojos que es tan fácil, pero a la vez tan complejo de descifrar, y es quien, al final de cuentas, llena de empatía la historia.
Por supuesto que sus momentos acompañados de la tierna voz de Jerry Velázquez (que siempre será un palcer simplemente escuchar) como el hombre pacheco que la pretende; o lo energético y aguerrido que Mariano Palacios interpreta a su hermano, Gabriel, provoca que las armonías y momentos de coro sean magia en el escenario.
Ahora, es precisamente porque la obra ya es en sí ilustrativa de manera casi perfecta en su texto, que la escenografía de pronto resulta más estorbosa que creativa. Un mosaico de escaparates con puertas corredizas que van dibujando el interior de una casa, y al cual se le proyectan animaciones en la superficie que pueden resultan no sólo distractoras, pero sobre-explicativas de lo que ya de por sí es tan claro.
Y el Teatro Aldama de enormes proporciones se presenta demasiado grande, precisamente por el valor íntimo de lo que los actores están haciendo en escena.
Fuera de ese detalle, Diego del Río aprovecha el monstruo de escenario que tiene enfrente para hacer juegos de luz y sombra, que retratan los momentos de alucinación y locura, y son fascinantes. El número de Mi Psicofarmacólogo Y Yo, la apertura con Otro Día Más, el momento en terapia de Lleva Tu Mente/ Siento Que Me Caigo o el tan conocido Soy Real (I’m Alive), hacen de esta cuadrícula algo fascinante.
Casi Normales es ahora la consagración de Diego del Río como director de este formato que apenas está explorando luego de Rent, y que nos entrega visuales impresionantes, actuaciones memorables y una historia que es imposible no sentir en lo más profundo.
Casi Normales se presenta viernes, sábados y domingos en el Teatro Aldama.