La nueva comedia de los creadores de Sucia y Chingona, Era Mi Compa, te vuelve a transportar a un mundo que pareciera salido directamente del cine: divertido, ligero y sin pretenciones.
En Hollywood hay varios que tienen masterizado el arte de la comedia bromántica. Duplas como Seth Rogen y James Franco o Jonah Hill y Michael Cera, incluso Adam Sandler y Kevin Smith (aunque no siempre son el mejor de los ejemplos) se han dedicado a contar emotivas y divertidas historias de ese tipo de cariño que pudiera ser denominado «de puñetazo en el brazo» que sólo puede nacer de la amistad entre dos hombres.
Ahora Aída del Río y Manuel Calderón (responsables de la exitosa, Sucia y Muy Chingona Historia De Amor) crean a su propia dupla bromántica en Iker y Rafa, y aunque lo hacen para los escenarios teatrales, lo impermeabilizan con un glaseado francamente cinematográfico (como un montaje inicial al estilo de la secuencia con la que abre UP, musicalizado con You’ve Got A Friend In Me de Toy Story) que permite a Era Mi Compa sentirse como una peliculita de ésas que últimamente se avienta Netflix.
Al centro de Era Mi Compa, dos amigos, amigos de toda la vida de ésos que no temen abrazarse por más de tres segundos, pero que tampoco se suelen decir «te quiero»… pero que sí son la roca y confesores el uno del otro… pero que han pasado tantas cosas juntas que inevitablemente se guardan secretos y rencores se reencuentran en el funeral de un ex compañero de la prepa. A partir de que se graduaron de la escuela, cada uno ha seguido su propio camino, siempre conectados, pero separados por la distancia.
Este velorio, sin embargo, los reencuentra también con la mujer que hizo de ellos un trío incómodo. Lucía, la ex novia de Rafa por la que Iker siempre tuvo sentimientos, que con su mera presencia provoca que los amigos de toda la vida se vean obligados a enfrentar lo que por años se escondieron y a poner en duda la amistad que, como la de Woody y Buzz, pensaron que podría sobrevivirlo todo.
La obra se ve llena de momentos incómodamente graciosos y diálogos repletos de referencias millennial chilangas, desde la famosa señora de las quesadillas que estudiantes de una cierta universidad en CDMX van a reconocer, hasta Star Wars y Justin Timberlake. Definitivamente es una comedia para el mismo público de Sucia y Chingona (a la que, por cierto, se hace referencia a manera de easter egg para los fans), y para los veinte-treintañeros que disfrutan del humor Mean Girls y el tipo de diálogos de Gilmore Girls.
Sin embargo, más allá de su ligereza pop, lo que hace de Era Mi Compa una puesta absolutamente universal es el carisma nato de sus tres protagonistas. Aída del Río y Manuel Calderón en su estilo naturalista quirky que provoca imaginar que están improvisando sus diálogos más que tenerlos memorizados, se amalgaman con la manera temblorosa sitcomera del actuar de Rodrigo Urquidi para formular una triada cien por ciento angelada, que llena de un encanto muy especial el montaje.
Si bien la narrativa padece del síndrome montaña rusa, donde no todas las escenas se emparejan en niveles de divertidas y bien logradas en la cima, los bajos son pocos y rápidamente desechables y los altos son tan valiosos que termina por no importar. Y el diseño de escenografía, a manera de cajas de mudanza representando no sólo recuerdos pero bagaje emocional, de ése que a veces queremos sellar con cinta canela, es sólo otro más de los detalles que hace de Era Mi Compa una de las puestas más relacionables allá afuera.
Lleva a tu mejor amigo a verla.
Era Mi Compa se presenta los miércoles a las 20:30pm en La Teatrería.