En Éxtasis Medea, un retelling del mito de Medea por parte de Ximena Escalante, la sacerdotisa se reúne con Creúsa, la mujer que le arrebató a Jasón para servirle venganza en un plato frío, y descubrir que tienen más en común de lo que se imaginaba. Un tete-a-tete entre Carolina Poli y Ximena Rubio gozando del antagonismo con un ritmo francamente sensual cargado de peligro.
La mítica Medea es un personaje difícil de encasillar. De algún modo, en leyendas, en plural, en mitología, en teatro, lo ha sido todo. La heroína que ayudó a Jasón a conseguir el vellocino de oro; la traidora de su propia familia que dio la espalda a su natal Colchis y asesinó a su propio hermano; la enamorada que en Jasón encontró al hombre que quería seguir hasta nuevas tierras; la sacerdotisa nieta de un dios; la hechicera; ya de manera más oscura, la bruja de Hécate; progresivamente la esposa despechada; la loca; la homicida de Creúsa, amante de Jasón, y su último y más estimagitzante título, la madre que mató a sus propios hijos por venganza.
¿Cuál de todas ésas es Medea? Todas y ninguna, podemos suponer que es la respuesta. De modo que para Éxtasis Medea, la dramaturga y directora Ximena Escalante escogió a la suya. Sí una mujer manchada de sangre, sí con sed de venganza, pero no el monstruo que asesinó a sus propios hijos que apuntala la leyenda. Más una esposa quebrada en busca de un enfrentamiento justo y necesario.
Ximena desnuda el Foro Lucerna de una manera muy elegante para construir una caja negra, sólo ténuemente texturizada por pantallas que pintan con humo o paisajes oscuros un fondo apenas visible, que ambienta, pero no irrumpe. Bello desde el momento en el que este espacio, casi un espejo negro, eleva el color rojizo de Medea en cuanto entra a escena. Pelo de fuego y vestida en piel roja, la bruja aparece como un espejismo incendiario, y su visión es inmediatamente emocionante.
Adentro ya se encuentra Creúsa, en tonos claros y neutros en contraste, pero repletos de sensualidad. Escotes por delante y por detrás, un corte femenino también en opuesto con las líneas rectas y masculinas de lo que usa Medea, y una melena salvaje que dejan muy claro que Medea se enfrenta contra la juventud y la belleza. ¿Son quizá Hera y Afrodita de algún modo también? La primera conocida por castigar desde los celos, la segunda de arrebatadora hermosura. Visualmente todos los cuadros que Ximena Escalante pinta en escena, con muy pocos elementos en realidad, son bellos y finos.
Y luego deja que Carolina Politi y Ximena Rubio hagan lo suyo en un enfrentamiento que pasa por muchos momentos, pero que Medea mantiene apretados en sus manos como las correas de un carruaje. La Medea de Carolina Politi tiene mucho de villana. Hay sadismo, hay crueldad en sus movimientos, en sus palabras. Su confrontación es ácida y ella lo disfruta. Está ahí para llevar regalos a la nueva mujer de su antes amante Jasón, y carga con una maleta que la va a llevar al exilio. Pero no pretende irse mansa y sometida.
La Creúsa de Ximena Rubio trabaja con matices interesantes. Pareciera más ingenua e infantil, pero en realidad muestra inteligencia y la capacidad de hacerle frente a una enemiga que golpea como las olas de una marea alta. Pero juega a las sutilezas. Se pasea etérea por la escena sin dejarse oprimir, a veces suspicaz, a veces vulnerable, de pronto arrogante; y se eleva para equilibrar la balanza con una Carolina Politi que es un meteorito, cosa que no es nada sencilla, tomando en cuenta que a ella no le toca interpretar desde lo desquiciado, pero no puede dejar de ser cautivadora.
La elección de esas dos actrices es el asboluto triunfo de Éxtasis Medea, si bien el texto de Ximena Escalante no termina por decir algo realmente nuevo, y suele orbitar de manera redundante en torno a los mismos argumentos, Carolina Politi y Ximena Rubio lo vuelven exquisito. Todos sabemos para dónde va y cómo acaba la confrontación entre ellas, y aún así las actrices y su directora consiguen que el relato se sienta nuevo, y que esperemos con ansias lo que sigue al filo del asiento, aún cuando vemos salir los regalos, los cuchillos, la prenda de fuego que ubicamos bien, como si lo estuvieramos conociendo por primera vez.
Ximena Escalante inicia con Éxtasis Medea lo que promete ser una tetralogía basada en las heroínas de los mitos griegos, cuyas historias serán re-contadas desde un nuevo ángulo. Sin duda una serie que provoca emoción pensar en seguir. Éxtasis Medea nos regala un choque que en lugar de sentirse violento se percibe como una danza. Bellamente actuado y lúdicamente compuesto por partes que nos hacen sentir parte de una noche estrellada en Corintos cuyo aire huele a presagio.
Éxtasis Medea se presenta viernes, sábados y domingos en Foro Lucerna.