La nueva mini serie de terror de Netflix está basada en el folklore árabe sobre una criatura hambrienta a la que puedes invocar con un pacto de sangre.
No es seguido que a México nos llega un buen producto de la India. Tal vez es cierto que en Netflix se pueden encontrar algunas comedias de Bollywood, que parecieran más proyectos chuscos de Martha Higareda que verdaderas producciones dignas de aplauso, pero nada de un calibre que pueda competir contra lo que vemos de Estados Unidos o la Gran Bretaña. Quizá es por eso que Gul (o Ghoul) sorprende desde el inicio.
La mini serie de tan sólo tres capítulos (originalmente iba a ser película) es en parte producción de Blumhouse, los mismos de The Purge, y dada la cantidad de sangre y tensión en la pantalla es notorio que la influencia americana está presente en cada cuadro. A eso hay que sumarle que su director es británico, Patrick Graham, quien vive y filma en Mumbai, y sin duda carga con un bagaje distinto al de los realizadores nativos.
La combinación de las tres culturas hacen de Gul una serie con visuales de 30 Days of Night, el suspenso de The Thing y el gore de Alien, envuelto en un crítico e inteligente ambiente que pudiera haber salido de The Handmaid’s Tale con la ambigüedad militar de Homeland. Vaya. Sus referencias son las correctas.
En una India distopiana y totalitaria donde los rebeldes (entre ellos políticos e intelectuales) son llevados a campos de tortura en los que el gobierno usa las técnicas más crueles para sacarles información y luego deshacerse de ellos impunemente, Nida Rahim es una cadete recién salida de la Academia y lista para demostrarle a sus jefes que está dispuesta a hacer lo que sea por el bien de su país, incluso si eso involucra traicionar a su padre, un maestro de escuela que no se apega al plan de estudios del Estado, y mandarlo a prisión dándole la espalda.
Pero cuando Nida es reclutada para interrogar al mayor de los terroristas del Estado, Ali Saeed, poco a poco la soldado se va dando cuenta que el prisionero que tiene encadenado enfrente no es humano, y la criatura que dentro de él se esconde la tiene a ella, y al resto de los militares en la base, justo donde los quiere…en su plato.
Aunque el primer episodio se toma demasiado su tiempo en establecer la trama, y por un momento pareciera que Gul va a tener únicamente un giro político nada relacionado con lo sobrenatural, para el capítulo dos se convierte en una vorágine de terror puro, repleto de escenas angustiantes, visuales sangrientos, sustos sorpresivos, y una criatura que para estándares occidentales, bien podría caer en la categoría de vampiro y/o poseído, pero que en la cultura árabe es simplemente conocido como un Gul, un monstruo de ojos opacos, capaz de cambiar de forma y utilizar tus propias culpas y debilidades para irte carcomiendo por dentro, antes de comerte de verdad.
Para los amantes del cine de horror de monstruos, los clásicos de Wes Craven o el mismo Guillermo del Toro con su Mimic, Gul es la perfecta serie para bingear y terminar en un par de horas en un tarde lluviosa con relámpagos (de ésas que en la CDMX no nos faltan); pero más allá de eso, una oportunidad para los que usualmente no consumimos historias fuera de occidente, de conocer y disfrutar un producto que se siente diferente de origen, pero tan bien hecho y detallado como la televisión a la que se nos tiene acostumbrados.
Si le das la oportunidad, Gul se puede volver la serie que no te dejará dormir esta noche. Inténtalo.