El cine de terror es uno de los pilares de la exhibición, ya sea en México u otros países: hay directores de todo estilo, y uno de los notables es Pascal Laugier, director de la impactante Martyrs, que fue una de las cartas fuertes del neo-gore francés, que con Incident in a Ghostland (Pesadilla en el Infierno) busca la oportunidad de reposicionarse después de algunos años fuera de circulación.
La trama de la cinta gira en torno Beth y Vera dos hermanas adolescentes que se mudan con su madre Colleen (la cantante Mylène Farmer) a una casa que acaban de heredar en Illinois. Beth gusta de escribir historias de terror, de modo que la tétrica decoración le gusta, mientras que Vera detesta el lugar. La misma noche de su mudanza, dos psicópatas irrumpen para atacarlas, para acabar en violencia brutal. Años más tarde, Beth (Crystal Reed) es una célebre autora de best sellers de terror y es muy feliz con su marido y el hijo de ambos. Entonces desesperadamente la busca Vera (Anastasia Phillips), quien quedó severamente traumatizada por el ataque que sufrieron. Beth regresa con su hermana y su madre, que sigue viviendo en la casa donde ocurrió todo, y no tardará en hacer inquietantes y perturbadores descubrimientos.
Laugier emplea una estructura similar de tres actos distintos pero interconectados, aderezada por una atmósfera del cine clásico de horror de los años 70 y 80 (ecos de Carpenter, DePalma, Argento) y su resultado, sin llegar a los niveles de salvajada de sus cintas anteriores se las arregla para dejar al espectador sin aliento y paralizado.
Incident in a Ghostland confirma que Laugier, aun cuando no logra alcanzar o superar el nivel de su película más reconocida, tiene con qué para formar parte del panteón de los directores que vienen fortaleciendo el cine de terror actual.