18 años después de la original JU-ON (mejor conocida quizá como The Grudge o La Maldición), JU-ON Origins (de Netflix) nos regresa a Tokio, a la casa donde se originó la maldad para descubrir qué fue lo que pasó en los 50, y década tras década después de eso hasta llegar a los 90 que provocó que tantos recuerdos y fantasmas se reunieran en un sólo espacio mortal.
Si estás esperando ver un fantasma de pelo negro y lacio que se arrastra por el piso mantando a todo aquél que entra a su casa, o a un niño de piel líbida maullar como gato para asustar a los intrusos, tal vez ésta no sea tu serie.
JU-ON Origins no se molesta por retomar los fantasmas y lugares comunes que no sólo la primera cinta japonesa de 2002 entregó al mundo (cuando los fantasmas japoneses se pusieron de moda luego de Ringu), pero todas las demás secuelas -más de 10- que han nacido a partir de esta historia; JU-ON Origins lo que quiere es contar una historia nueva a partir de sólo 6 capítulos.
En la casa que conocemos bien en Tokio, una maldad ha nacido tras una muerte violenta que culminó en rencor, una maldición que no puede ser desaparecida de ninguna manera. Un escritor, y la esposa de un hombre que cargó con la maldición, se encargan de rastrear este rencor hasta el año 1952, año en el que aparentemente, sucedió el primer crimen que dio vida a estos espíritus.
A diferencia de la más reciente cinta de la franquicia, la muy aburrida The Grudge 2020, JU-ON Origins prefiere enfocarse en el terror humano más que en aquel sobrenatural. No me malentiendan, hay suficientes fantasmas en la serie, recreados de manera más terrenal que en la cinta antes mencionadas. Seres pálidos, quizá ensangrentados, lejos de los espectros CGI falsos como piso de madera de The Grudge 2020.
Pero en JU-ON Origins la maldición no sólo asesina, pero crea asesinos. Aquellos que no están destinados a morir en manos de un espíritu, quedan marcados por la violencia para cometer actor atroces ellos mismos. Y ahí es donde la serie enuentra sus verdaderos momentos escalofriantes; cuando un hombre mata a su propia esposa embarazada de manera más allá de lo grotesco, o una estudiante es engañada por sus compañeras de escuela para caer en manos de un violador.
En JU-ON Origins los actos cometidos por los hombres son mucho peores que aquellos que los fantasmas si quiera pueden llegar a imaginar. No que deje de ser menos terrorífico ver a una mujer de blanco parada en medio de las sombras con las manos estiradas y el cuerpo levemente deformado, esperando a moverse… sólo esperando.
Para los amantes del terror, JU-ON con sus seis capítulos de media hora es el perfecto snack que deja satisfecho, sin necesidad forzosa de culminar en una liga que cruce directamente con las películas que conocemos de 2002. ¿Dónde está la mujer del pelo lacio y el niño que maulla? Eso no se descubre en esta serie, si bien sí es posible que se responda la pregunta del millón, ¿por qué es que los espectros de The Grudge parecen gruñir como si quisieran gritar pero con rugidos ahogados? Y la respuesta es te-rro-rí-fi-ca.
Tal vez la serie fue pensada para una mayor cantidad de temporadas que finalmente embone con la historia que conocemos de la original JU-ON, por ahora me mantengo contento con lo que vi, una serie que después de terminarla me obligó a poner una comedia para no irme a dormir con las imágenes sangrientas y desdichadas que en JU-ON Origins te avientan de manera prácticamente enferma, muy al estilo japonés, que una vez más demuestran que siguen siendo los amos del terror sencillo.