¿De dónde realmente vienen nuestras llamadas tradiciones del Día de Muertos? Las Meninas rompen mitos y se van de Europa a Mesoamérica con un episodio que narra cómo es que llegaron a suceder la ofrenda, las calaveritas, el pan de muerto, el Halloween y hasta la leyenda de La Llorona, en una temporada llena de cempasuchitl, que huele a pan de muerto relleno de nata de La Esperanza y abraza con el recuerdo de los que ya no están.
Si han visto el ya popular episodio dedicado a la Virgen de Guadalupe que Las Meninas suelen presentar en tiempos navideños, sabrán que era cuestión de tiempo para que las Damas de Ibarguenguer le dedicaran una de sus tertulias a otra festividad de mitos y tradiciones históricas, en este caso, el Día de Muertos. Y la temporada no decepciona. Mitos se caen y realidades que no dejan de ser parte de nuestra cultura se erigen en una velada con el característico humor Menininil, y esta vez, canciones de índole más regional.
Números como «La Bruja» en el que el elenco baila con tocados de velas en la cabeza o una balada de la película Encanto (transformada para ajustarse a la narrativa, claro) dan un calorcito especial a la puesta, que a pesar de tocar temas oscuros y sobrenaturales, termina por ser uno sumamente alegre. Pero es curiosamente el instante más solemne de este episodio, un In Memoriam acompañado de «La Llorona» en la voz de Luis Huitrón (María Bárbara), con el que Las Meninas recuerdan a teatreros mexicanos y extranjeros que han partido, el que da poder y elegancia al montaje, muy distinto además al tipo de momentos musicales que se suelen presentar en el Palacio. Tierno y atinado, se agradece que Las Meninas se hayan salido de cánon si tan sólo por un momento para regalarnos un guiño tan bello.
La presencia de música de Broadway, con todo sentido, en esta ocasión es menor, pero no por eso está ausente. Gina GranB (Alma María) hace de las suyas celebrando el por qué del Halloween ni más ni menos que con «Sexy» de Mean Girls, transformada para festejar que en el Buen Fin la ropa interior es más barata. Y ahí en el lugar que usualmente está ocupado por números que parodian más a los showtunes musicaleros, para este especial, Israel Turillo hace una participación acompañando a guitarra y voz desde un lugar mucho más mexicano, con mucho más sabor al Día de Muertos que conocemos y nos pertenece.
Pero ahí la cosa. ¿Podemos decirle enteramente nuestro al Día de Muertos? Así como el desfile de Catrinas que -bien sabemos- salió de James Bond, Las Meninas barren con la escoba de una bruja nociones falsas que se han mal popularizado y que hoy creemos como verdaderas sin ubicar del todo el origen. Entre ellas el nacimiento del pan de muerto, de las calaveritas de azúcar, de La Catrina (que no inventó Diego Rivera) y más importante aún, de la ofrenda, que a pesar de lo que Macario nos haya hecho creer, no lleva sucediendo en los altares mexicanos desde siempre, y de hecho nació de la mente de un cierto político… de un cierto e innombrable Partido. Y que sí, actualmente forman parte de nuestra cultura más entrañable, pero no por ello su génesis es antigua como los espíritus.
Bárbara, Alma María y la Tía Cecilia nos transportan a la vieja Europa para explicar el porqué del «All Hallows Eve» que eventualmente se transformó en Halloween, las razones por las que se regalan dulces o travesuras y la forma en la que, en efecto, también se relaciona con nuestro Día de Muertos, que no es una festividad completamente aislada; y acaban aterrizando en tiempos prehispánicos donde la vida después de la muerte tenía una concepción muy diferente y que fue con la llegada de los españoles que el Día de Todos los Santos emerge… desde una confusión.
Las carcajadas no faltan recordando antiguas películas de terror mexicanas como «Hasta El Viento Tiene Miedo» y leyendas de antaño macabras, que en manos de Las Meninas se transforman en sketches hilarantes, y para este episodio es César Baqueiro el que derrumba la casa en risas con su Mictlantecuhtli a la adolescente harto posiblemente fan de Avril Lavigne, y la llegada de una nueva sirviente al Palacio, Cándida la Institutriz, interpetada de manera fascinante por Paola Madrigal que en niñera alemana de ceño impenetrable arriva para poner en su lugar a los rugrats de ese Palacio, y es desde ya, un personaje magnífico para la colección de las patronas.
Las Meninas lo vuelven a hacer y con esta entrega dedicada al Día de Muertos la buena noticia es que acaban de estrenar un episodio perfectamente retomable año con año, que pudiera llegar a convertirse en tradición teatrera: asistir al Milán para escucharlas recordarnos de dónde viene tanta de nuestra cultura para recordar a los muertos, que si bien tiene mucho de efecto mandela y como muchas otras tradiciones se ha armado con cachitos de ahí y de allá, hoy es sinceramente esencial para la forma en la que el mexicano recibe y celebra la muerte, no con miedo o dolor, pero con cariño.
Las Meninas, Día de Muertos se presenta jueves y domingos en matiné en el Teatro Milán.