Para su nueva temporada, Las Meninas se inspiran en un personaje cuya historia ha pasado desapercibida en los libros de texto: La Güera Rodríguez que como espía para los Insurgentes jugó un papel clave en la Independencia de México y cuyo relato las Damas de Ibarguenguer cuentan desde la referencia a otras bellas, rubias e inteligentes mujeres de la cultura pop: desde Marilyn Monroe y hasta Elle Woods, pasando por Barbie.
Ésta no es la primera vez que La Güera Rodríguez hace una aparición en las tertulias de Las Meninas. En toda claridad, la Güera fue un divertidísimo personaje incidental en el capítulo dedicado a Leona Vicario, donde originalmente se nos había presentado como una rubia, rubia de voz nasal y acento de las Lomas; pero resulta que la Insurgente tenía toda una historia propia que contar, borrada por la memoria de México para ser pintada como la amante de hombres poderosos. Pero tal vez, sólo tal vez, ella así lo quería. Finalmente como espía para la Independencia su trabajo involucraba no dejar huella.
Más solemne que otros capítulos de Las Meninas, cosa que tiene sentido tomando en cuenta que un gran bloque habla de violencia doméstica, cosa que es difícil tratar desde la comedia, como todos los jueves desde hace más de un año, Las Meninas: Bárbara, Alma y la tía Cecilia nos reciben en su Palacio en el Milán para narrarnos la historia de La Güera Rodríguez a través de chismecito, números musicales y crestomatías (Crestomeninas para los fans). Con Bárbara representando a esta heroína poco conocida de la Independencia, mucho del relato en la salita cae en manos de Alma María y la Tía Cecilia que por esta ocasión minimiza las interacciones entre las tres Meninas para darle prioridad a las escenas.
Luis Huitrón se transforma en la rubia espía con una parodia al opening de Bella y Bestia donde es La Güera la que ya no quiere más vida provincial. Y así comienza la saga de una bellísima y subestimada mujer, en la que, madre de hijas, sin un hijo varón que ofrecerle a su primer marido, es violentada por un hombre frustrado y celoso, para eventualmente separarse y volverse paria en Querétaro, donde conoce a una Doña Josefa Ortiz de Domínguez que le enseña a usar el machismo a su favor y en contra de los hombres, apropiándose del estereotipo de rubia, bonita y tonta para poder pasar desapercibida en su búsqueda de secretos de Estado y así poder ser reclutada como espía en pos de la Independencia.
«Omigod You Guys» de Legally Blonde y «We Both Reached For The Gun» de Chicago llenan de risas musicaleras el teatro, mientras se le hace parodia y homenaje a otras dos güeras subestimadas pos los hombres: Elle Woods y Roxie Hart; pero el número musical más triunfal llega con el final del primer acto en el que Las Meninas recrean la secuencia de «Diamonds Are A Girl’s Best Friend» de la película Gentleman Prefer Blondes, con divertidos guiños al vestuario original de Marilyn Monroe en la cinta y su ensamble, el caracterísico fondo rojo de la escena y la preciosa coreografía donde ella es el centro de atención de un grupo de hombres que la siguen como perritos. Chulada de momento.
De manera inteligente y aprovechando el vestuario de inspiración neoclásica y el actual amor por la serie Bridgerton (situada en la era de la Regencia en Inglaterra), Las Meninas sacan carcajadas haciendo del Bombón Asesino de Ninel Conde música de principios del siglo XIX, muy como lo harían en la serie de Netflix donde es característico que se tome del pop moderno y con violines se le convierte en música de época. Y abiertamente burlándose de las cualidades heteropatriarcales de las famosas fiestas de revelación de género, La Güera tiene un momentazo en el «gender reveal» de su primer bebé que termina en desastre.
Todo muy rosa, muy Barbie, Luis Huitrón demuestra talento para el drama en muchísimos momentos en los que La Güera pasa por violencia, desgracia y reinvención, abordando con temple y absoluta seriedad a un personaje fácil de estigmatizar o francamente dejar al fondo del cuadro, pero ciertamente en el hacerlo se sacrifica mucha de la comedia de risotada que Las Meninas están acostumbradas a regalar. La interacción entre Alma, Bárbara y la Tía Cecilia se reduce para este episodio y es imposible no resentir su ausencia, y la creación de personajes incidentales que en otros capítulos son siempre de lo más llamativo de las crestomatías, en éste nuevo se diluyen para ofrecer un sólo protagónico que no suelta mucho el foco absoluto.
A pesar de ser sin duda interesante como historia, y un regalo el que se nos permita conocer la vida de un personaje mucho más oculto que otros que han pasado por Meninas, la ilusión de todo un mundo histórico con varios acentos se siente un poco más descuidada (y con ese ensamble de histriones magníficos siempre nos quedaremos con ganas de verlos tomar mayor posesión de personajes), y aunque ahora hay pantallas donde podemos ir siguiendo la letra de las canciones transformadas para adecuarse al contexto, por un par de números (incluyendo el de Chicago de letra complicada) no se proyecta lo que se está cantando y se pierde mucho de la comedia en cacofonía musical.
Es bello ver a Las Meninas buscando nuevos caminos y rescatando olvidadas biografías de personajes que no son quizá los primeros que se nos vienen a la cabeza cuando pensamos en la historia de México, al final, historias interesantes las hay muchas y seguramente muchas de las mejores lejos de la ovbiedad, y quién mejor que Luis Huitrón y su franco cum laude en el pasado de nuestro país para llevarlas a un escenario y darles el brillo cabaretero que nos permita reír y aprender de ellas en teatro. Después de todo, las temporadas más populares de Meninas, todas empezaron con una primera vez y fueron (y siguen) evolucionando y perfeccionándose hasta ser ésas que conocemos hoy en día. Larga vida a La Güera Rodríguez, pues, sus joyas, sus secretos y sus disfraces.
Meninas, La Güera Rodríguez se presenta todos los jueves a las 8:45pm en el Teatro Milán.