The Prom México tenía todo en su contra: un productor independiente nuevo al mundo teatrero, una pandemia que aún no termina, una temática típicamente gringa no tan fácil de traducir para una audiencia mexicana, y encima de todo, una película en Netflix que no le hace ningún favor porque, aceptémoslo, no es la mejor para promocionar ni la obra, ni la historia. Y aún cargando todo eso como el Pípila, The Prom México estrenó a una ovación de pie estruendosa y merecidísima, demostrando que una compañía comprometida y un grupo de musicaleros talentosos pueden llenar de vida un escenario a pesar de toda circunstancia.
Y qué bello, y qué poderoso, que sea una obra con temática queer y sin estrellas televisivas en la marquesina la que venga a demostrar que, para ser una de las mejores obras en cartelera, no se necesita darle gusto a todo mundo.
Estrenada en Broadway en 2018 para recibir 6 nominaciones al Premio Tony, The Prom fue una de varias obras que en esa temporada no consiguió llegar ni al año de representaciones en Nueva York. Cosa que resultó muy frustrante para muchísimos apasionados seguidores que ya se habían vuelto fans de su historia y su mensaje, y que pudieron ser testigos por primera vez en la Meca del teatro musical de una obra protagonizada por una pareja lésbica.
Emma, una preparatoriana abiertamente gay, se mete en problemas con los padres de familia de su conservadora escuela en Indiana luego de proclamar sus intenciones de llevar a su novia al baile de graduación, o Prom, provocando que el evento se cancele por completo ante su decisión, y armando una cierta polémica en redes sociales que llega a oídos de cuatro desgastadas estrellas de teatro musical en Broadway, que ven en su caso la posibilidad de volver a brillar ante la prensa y luz pública, y deciden hacer el viaje a provincia para llevar el mensaje de apertura y diversidad a éste que consideran un pueblo bicicletero, escondiendo de Emma sus verdaderas intenciones egoístas de conseguir reivindicación donde pareciera que sólo hay buen corazón.
Para el montaje mexicano, Marte Calderón (productor) y Chema Verduzco (director) decidieron mover la acción de Indiana a Salamanca, Guanajuato, y transformar a las divas de Broadway en estrellas del teatro musical chilango con severos delirios de grandeza. Y aunque pareciera que la regionalización pudo haber jugado en su contra, lo cierto es que la adaptación funciona, los chistes caen en donde tienen que caer, la historia es tan universal que termina por sentirse propia, y al final uno sale del teatro con una sonrisa de oreja a oreja y olvidándose por completo de toda geografía, y más importante aún, de la terrible película de Ryan Murphy que le ha dado mal nombre al musical.
De ese modo, Dee Dee Allen se convierte en Gigi Flores, Barry en Benny, Trent Oliver en Trent Oliver (aunque todo mundo sabe que se llama Antonio), el musical de Eleanor Roosevelt que ve fracasar a nuestras estrellas teatreras en un musical de Frida Kahlo, y el Applebees en Indiana que ve suceder gran parte de la acción en un Vips. Y todo se adecúa, y todo funciona con el humor mexicano y las referencias pop que conocemos, entendemos y más importante aún, que nos hacen reír.
De modo que The Prom México inicia con el pie derecho. Sí, llamándole prom a lo que aquí nombraríamos simplemente «graduación», cosa que se perdona porque el nombre es parte importante de la marca, con coreografías, escenografía, iluminación y vestuario, completamente propios que en conjunto hacen de The Prom no sólo un musicalazo, pero uno como hace mucho no se veía en un teatro mexicano fuera de las franquicias que se importan de pe a pa directamente de Broadway.
Sobra decir que gran parte del brillo del montaje recae en su elenco. Empecemos por las estrellas chilangas de teatro musical: Anahí Allué como Gigi, Gerardo González como Benny, el Guana como Trent y Marien Caballero como Angie (los que dieron la función de estreno, aunque varios de ellos alternan con otros actores), se vuelven el esqueleto del musical. Teatreros de corazón con un colmillazo para el escenario que tantas veces no se puede conseguir con star talent, un atinadísimo ritmo para la comedia, presencia apabullante y carisma para aventar que regalan al público momento tras momento de risa infinita y números musicales interpretados a la perfección.
Y sí, es imposible no detenernos en Anahí Allué porque como Gigi se consagra como la reina de musicales que lleva dejándonos ver que es desde que hizo Chicago en México por primera vez, y que tantos años después ahora es imposible negar con The Prom. Cada diálogo que sale de su boca viene cargado de un humor tan de ella, cada fraseo pensado para encajar a la perfección con el personaje y al mismo tiempo para encantar al público, cosa que no es fácil tomando en cuenta que el papel que realiza, tan cargado de narcisismo y egomanía, la podría volver detestable, y en números como The Lady Is Improving e It’s Not About Me se adueña del CCT para volverse gigantesca. Anahí es sin duda una de las razones principales para matar por un boleto para The Prom.
Pero no es la única, El Guana regresa de La Obra Que Sale Mal con una corporalidad capaz de voltear gente de la risa sin tener que hablar, y Beto Torres, cuyo papel como el Señor Arias, director de la escuela, aliado de Emma y fan número uno de Gigi, pudiera parecer tener el rol más apagado, logra conseguir con la neutralidad y quietud del personaje otorgar el balance perfecto al musical, y darle piso y tierra a lo volado de todos a su alrededor, para volverse absolutamente memorable. Cosa que también se le tiene que aplaudir a Diego del Río y Vicky Araico, quienes fungieron en la producción como coach actoral y directora de movimiento respectivamente.
¿Y Emma? La recién llegada al mundo del teatro, Brenda Santabalbina, es brillante. Su voz hermosa y su actitud tierna desde un lugar firme y poderoso. Brenda enamora al segundo y consigue la empatía absolutamente necesaria para hacer de la batalla de Emma algo con lo que cualquiera se puede relacionar. Porque su historia no se cierne al hecho de ser gay, pero habla por multitudes cuando canta «Contigo quiero bailar», dejando ver que su propósito no es el activismo ni queer ni feminista, poer ultimadamente poder tomar de la mano a la persona que ama y bailar con ella en público como lo haría cualquier otra persona en Salamanca. ¿Y no es acaso eso lo que queremos todos? ¿Amar y ser amados, respetar y ser respetados?
Para cuando Brenda Santabalbina canta Unruly Heart (Corazón Audaz), un momento que visualmente recuerda bastante al número de You Will Be Found de Dear Evan Hansen, te tiene con los ojos empapados reconociendo que en su búsqueda de identidad y de poder ser ella libremente, habla por millones, sí de adolescentes, pero de otros muchos adultos, que a la edad que sea siguen batallando con demonios propios que no les permiten decir fielmente: me amo tal cual soy y merezco mi lugar.
Este es el inicio de una carrera para Brenda que se preveé grande y brillante, y de este lado no podemos esperar por ver con qué más nos sorprende en un futuro.
Y finalmente, el ensamble. Jóvenes, en su mayoría en sus cortos veintes, que lo dan todo en en el escenario y prueban ser cien por ciento 360. Bailarines espectaculares, grandes acrobatas, buenos cantantes y atinados actores que llenan de energía los números coreográficos, a manera que el teatro se ve repleto de una adrenalina muy especial en números como You Happened, Tonight Belongs To You y Love Thy Neighbor, tres de los más entrañables. Voguing, flip flops, saltos y beats de carcajada a cargo de Ana Sofía Quintanilla, hacen de este grupo uno de los ensambles más perfectos que se han visto en un proyecto de este tamaño en México, y sí, eso incluye el Rey León.
Repito, The Prom México tiene mucho jugando en su contra. No es el musical más conocido fuera del ámbito teatral, las historias lgbtq+ en México siguen provocando recelo, la marquesina no incluye nombres de telenovela, y el CCT2 no se llena con un parpadeo, ¿pero no sería hermoso que esta obrita tan perfecta, tan emotiva, tan brillante acabara siendo la que sacara a la gente de sus casas para regresarla al teatro? ¿No sería increíble poderles regalar una temporada exitosa y larga, y hacer de sus protagonistas las estrellas que se merecen ser? Está en nosotres hacerlo.
Vayan, corran, empujen y maten, pero no se queden sin ver The Prom. Este crítico les promete que van a salir llenos de brillo y con una sonrisa indeleble en la cara. Después de todo, la vida no puede quedarse en ensayo y sí, es tiempo de bailar.
The Prom México se presenta de viernes a domingo con cinco funciones en el CCT2, y pueden comprar boletos acá.