El musical original mexicano (de rocola), Tu Cabeza En Mi Hombro, nos promete todo un viaje a los 60 cargado del rock n roll de la época, pero se queda corto y nos entrega canciones lindas que son un mero accesorio a la prácticamente nula historia, conflicto, trama y el poco compromiso con el texto, que además deja abisalmente desaprovechado a un elenco estelar y espectacular de teatreros maravillosos cuyo trabajo no consigue brillar con lo poco que se les da para trabajar.
Resumir la historia de Tu Cabeza En Mi Hombro resulta un poco complicado tomando en cuenta que básicamente no hay una historia de la cual podemos hablar. Al centro del musical existe un grupo de amigos con personalidades unidimensionales, cada uno con sus intereses románticos y sueños para el futuro, pero más allá de las expectativas, ninguno tiene realmente un conflicto a resolver, y los pocos que hay se solucionan de manera rápida y sin mucho esfuerzo.
El elenco sin embargo es brillante. Desde Carmen Sarahí que con tres notas demuestra una vez más porque ha incluso representado a México cantando los Óscar, pasando por Carlos Fonseca, Moisés Araiza, Alicia Paola, Paola Contreras, y los muy especiales Jimena Cornejo y Mauricio Herández, que son los únicos que consiguen armar personajes que logren trascender más allá de la una o dos características que se les otorgan en texto, y se vuelven los focos más brillantes y divertidosen este arbolito sin esferas.
Sumado al elenco juvenil, Norma Lazareno y Arturo Echeverría hacen su parte representando a la generación que sí vivió los 60, con dos personajes abuelitos, cuyo romance pareciera ser inicialmente secreto, pero después termina sólo por ser sin más. Y ambos son absolutamente encantadores, y sus apariciones súper bien recibidas, porque llenan de vitalidad los agotados y repetitivos diálogos que le tocan recitar al resto del elenco.
Las canciones de la época no pasaron por una curaduría. A pesar de tener arreglos llamativos y estar cantados en voces espectaculares, ninguna de ellas logra realmente acoplarse a la historia. No cuentan nada, no avanzan la trama, ni construyen a ningún personaje, sólo existen a manera de karaoke, como pausas divertidas a un relato que de cualquier manera no es como que te tenga al borde del asiento.
Y hay números que funcionan muy bien, desde Payasito y Popotitos, donde Mau Hernández logra precisamente lucir su gran don para la comedia, además de su buena voz, hasta la misma Tu Cabeza En Mi Hombro en la que las voces de Carmen Sarahí y Carlos Fonseca se acoplan de una manera tan hermosa que el dueto resulta liviano y precioso.
No le pasa lo mismo a Acompáñame, dueto entre Carlos Fonseca y Arturo Echeverria que pese a escucharse sumemente bonito, se siente forzado hasta la médula, o Puré de Papas, donde tristemente es imposible no comparar la Frenchie de Jimena Cornejo y su Vuelve A La Escuela, con este número que pretende ser una fantasía hilarante, y termina por quedarse cortísima y sin chiste. El Rock de la Cárcel, a pesar de tener toda la influencia de Elvis, se siente torpemente bailado por el ensamble de manera caótica perdiendo mucho de su potencial.
Estéticamente, Tu Cabeza En Mi Hombro, no logra decidir si realmente quiere ser un montaje de época, o los 60 son meramente un pretexto. La escenografía es una herradura art nouveau que se siente…de mal gusto, y encierra a la orquesta en la parte trasera del escenario como la banda de un bar pobretón, la iluminación dispareja y sin mucho concepto, y el vestuario y peluquería que se siente tan cuidado en los elementos protagónicos, se pierde por completo para el ensamble cuyos atuendos y peinados no corresponden en absoluto con la era. Y además se perciben baratos.
Como dramaturgo y director, Óscar Rubí le huye a todo lo que pudo haber hecho de Tu Cabeza En Mi Hombro un musical realmente ganador. De entrada, conflictos. Hay un par de triángulos amorosos que nunca se sienten verdaderamente riesgosos, y no se estiran al punto de quiebre; y varios personajes, como el de Alicia Paola y el de Moisés Araiza resuelven su trama en los primeros 20 minutos de la obra, para después simplemente permanecer como maniquíes a un espectáculo que ya acabó con ellos, levantando la pregunta, ¿eran sus personajes absolutamente necesarios?
Y con Paola Contreras el caso es aún más grave porque después de tener una historia que contar en el Acto 1, para el Acto 2 se convierte en bailarina y parte del ensamble y se pierde por completo como personaje con una voz.
Los 60 no están reflejados en ninguna parte del musical que no sea únicamente de forma ligera por el vestuario. Prácticamente no hay referencias, excepto un par al «rostro del Heraldo» y a «Hasta el viento tiene mundo», que funciona de manera meta con la actriz Norma Lazareno, pero en general se siente un gran vacío de elementos que logren transportarnos a una década de la cual sería muy fácil hacer todo tipo de comentarios. Empezando porque era un tiempo rosa e ingenuo, especialmente para el espectáculo, detalle que contiene mucho humor, como ya se ha probado en obras como Vaselina; y en segunda porque socialmente era absolutamente problemática la cantidad de machismo aceptado y tolerado en México.
Y aquí levanto otra pregunta, si al personaje de Alicia Paola no se le va a dar mucho que hacer, pero se sabe que trabaja en un periódico, que en los 60 era un mundo de hombres, ¿por qué no asimilar eso como parte de su historia, y hacer un comentario al respecto? La misma Hairspray, con su mood camp, ligero y bobo no le huye a criticar los elementos oscuros de los 60, pero Tu Cabeza En Mi Hombro pareciera no quererse meter en ningún tipo de problema. Y de la misma manera prefiere que sus personajes reciban a manos llenas soluciones sencillas y azarosas que no los pongan a trabajar mucho.
Y pues sí, termina por ser un festival de bostezos.
Grandes voces, excelsos creativos y una década a la cual sacarle tantísimo jugo sólo provoca que de más coraje saber lo desaprovechado que Tu Cabeza En Mi Hombro deja todos sus elementos. Un musical más que se suma a la cada vez más larga lista de intentos por ser Mentiras/Hoy No Me Puedo Levantar, que no logran levantar vuelo y en dos años nadie tendrá presentes.
Tu Cabeza En Mi Hombro se presenta los viernes, sábados y domingos en el Teatro Rafael Solana.