La producción de Agotados está lista para estrenar un nuevo Sam y esta vez el que debutará en teatro para el papel será el comediante Alex Fernández.
A menos de dos días del anuncio de la nominación de Chumel Torres como Actor Revelación en los Premios ACPT por la obra Agotados, Le Mexique está listo para recibir a un nuevo encargado de reservaciones y nuevamente apostará por una cara muy conocida en la comedia, pero nunca antes vista en teatro: la de Alex Fernández.
El standupero se une a una fila cada vez más larga de actores con perfiles completamente disímiles (Alan Estrada, Chumel Torres y Paola Gómez) que, al mando de Joserra Zúñiga llenan el Nuevo Teatro Silvia Pinal de más de 30 personajes en un monólogo de hora y media que mantiene al aguerrido actor sobre el escenario cambiando de cara y de voz cada dos minutos para contar la historia de Sam, un aspirante a actor atorado contestando los teléfonos del restaurantes más codiciado de CDMX y teniéndose que enfrentar con la gente más prepotente que la elite de la ciudad tiene para ofrecer.
Si no has visto Agotados, acá te tenemos nuestro review de la obra.
El mero reto haría a cualquiera temblar de las rodillas, pero curiosamente Alex Fernández tiene una visión muy optimista de su debut como teatrero. Me puse en contacto telefónico con él para que me contara cómo ha vivido esta experiencia ahora que está a -básicamente- un mes de estrenar uno de los monólogos más complejos de la cartelera.
Cuéntame cómo llegas a Agotados.
Llego porque me invitan, la verdad, porque ¿quién quiere ahí a un inútil comediante haciendo teatro si no lo han invitado?.
Curiosamente hace como tres o cuatro semanas fuimos de público a verla con Alan Estrada. Me había dicho Joserra, vente a verla para que la conozcas, y ya que estábamos ahí me dijo, ‘Pues tengo esta idea, ¿cómo ves?’. Obviamente yo respeto mucho el teatro y respeto mucho a las personas que se suben a un escenario, en algún momento de mi vida yo quise ser actor y no me dejó la vida, pero el respeto se lo tengo, y dije, no, qué miedo, pero después de ver la obra pensé…creo que se puede lograr algo.
Porque más que una obra de teatro, esto es una cosa como de clown, un performance, un one man show, y dije ‘se arma’.
Oye, pues tuviste una reacción muy positiva en vez de aterrarte por el hecho de que son treintaytantos personajes.
Sí. Mira, para mí siempre fue así y se lo dije a Joserra… si Chumel Torres puede… (ríe).
Un abrazo a Chumel si está leyendo esto.
Por supuesto que tengo un pánico terrible porque es un monstruo de texto, pero ya que vi a Alan, creo que sí se puede hacer. Y es muy interesante cómo cada actor que lo interprete le va a dar algo de sí mismo. Creo que lo que más miedo me da es la memoria, pero bueno, mi show de stand-up ha llegado a durar una hora cuarenta de texto mío. Creo que el reto es el tiempo porque mi texto lo trabajo a lo largo de un año, año y medio, y acá necesito que en un mes ya lo tengamos.
¿Y cómo te ayudan el stand-up y la comedia como herramientas para crear a los personajes que requiere Agotados que construyas?
Hay una cosa muy chida que se permite en esta obra y que hemos platicado Joserra y yo, que es que las herramientas de comedia están permitidas. Donde quizá tienes un texto que un dramaturgo le metió mucho tiempo y muchas hora para que suceda como tiene que suceder, aquí existe una parte fundamental del texto, una espina dorsal que tiene que suceder, pero hay muchísimo adorno que no tiene otro objetivo más que hacer reír, entonces ahí hay mucho espacio para que, si tú cumples con ciertas aristas que tiene el texto que no deben de fallar, de repente puedas exagerar muchísimo.
Hay mucha caricatura en la obra. Hay mucho para poder pintar un personaje de manera exagerada y eso ayuda a trabajarlo. Sí te puedo decir que a la fecha todavía no tengo a todos tan bien pintados, es como la frase de ‘Al elefante que hay comérselo a pedazos’, así aplica aquí, porque estamos construyéndolos de uno en uno.
En las versiones pasadas con Chumel y con Alan de pronto cada uno se dio libertad para cambiar personajes. Ahí donde Chumel tenía a un gerente francés, Alan lo hace español, ¿tú estás pensando en crear también personajes sólo tuyos?
Por ejemplo ese personaje en mi caso es argentino. Se llama Lucas. Es un argentino muy mamón (se pone a imitarlo). O por ejemplo el personaje de la Señora Aramburuzabala en mi caso es un poco como Martita Sahagún, más thipithape ella. Son 35, 36 personajes, estoy agarrando todas las herramientas que tengo y hasta donde podamos, pero creo que sí también hay varios cambios, al menos de lo que vi con Alan en mi texto.
¿Y cómo te tiene enfrentarte al público teatrero? Porque habrá uno que seguramente será muy similar al que te conoce de tus shows de stand up, pero habrá otro seguramente distinto.
Sí. Yo estoy dispuesto a que me coma vivo el teatro, como debe de ser, estoy dispuesto a morir en el escenario. Sí tengo una cuestión de mucha humildad, ni siquiera como de falsa humildad, en serio, yo vengo aquí a jugar y ésta es una oportunidad para mí también para poder explorar algo que el stand-up no me da y espero no faltarle al respeto a la gente que va al teatro, que disfruten la obra.
Al final también creo que, como en el stand-up, hay un abanico de posibilidades en cuanto a los distintos tipos de comedia que puedes ir a ver, y esto habla de cómo el teatro en México está haciendo una oferta mucho más rica. Entre más se enriquezca la oferta, más gente va a ir al teatro y eso es más bonito para todos.
¿Qué opinas de -precisamente- el papel que está jugando Joserra Zúñiga para que esto suceda, dándole Agotados a gente como tú, como Chumel, o a Ricardo Peralta el Juego de la Cita?
A mí me parece maravilloso, de entrada, que nos confíe algo que es su pasión y su trabajo, y algo a lo que le ha dedicado muchísimo tiempo que es el teatro. Que nos abra esa ventana me parece muy loable y muy noble. Además me parece una muy buena estrategia hacia afuera. A esta obra seguramente va a ir gente que, como dices tú, son teatreros, pero también va a ir gente que diga, a mí me gusta Alex en el stand-up vamos a ver qué está haciendo aquí, y también va a tener un acercamiento al teatro. Creo que eso es muy bonito. Está haciendo acercamientos al teatro.
Y además conmigo tiene toda la paciencia, me trata con exigencia, pero también con la paciencia de ‘Bueno, yo sé que eres un idiota, vamos a irnos paso a paso’, y está bien, el entretenimiento necesita gente así.
Lo pienso mucho hacia el stand-up que de repente nosotros también solemos ser muy puristas con lo que hacemos y decimos ‘No, eso no es stand-up, se tiene que hacer así, esas mamadas qué’, y creo que no nos caería mal pensar que entre más personas vayan y paguen un boleto para ver lo que haces, esto crece y todos tenemos chamba.
Chumel, Alan y tú además son amigos, ¿ya platicaste con él de la obra, ya te dio algún consejo?
Sí, ya. Porque obviamente llegué apanicado a decirle, ‘¿Cómo le voy a hacer para aprenderme todo esto? Si yo en geografía no me aprendía ni madres, soy la peor persona del mundo’, y existe toda una metodología para poder aprenderte todo y aparte encontrarle una lógica al texto que entre Chumel y Alan la comparten, y hay como toda una serie de técnicas para que todo fluya muy bien. Ya me dieron la bienvenida al club con un ‘Esto es lo que hay que hacer’. Han sido muy amables, hay mucha generosidad en la obra.
Como aprenderte las tablas de multiplicar.
Ándale. Tienen ahí sus ejercicios de nemotecnia. ‘Apréndete que ésta rima con ésta y así’, así existe toda una metodología para trabajar, que me imagino que son herramientas de actor que, como yo no tengo esa preparación, desconozco y ahorita me está ayudando mucho a pintar las escenas y a encontrar una lógica y ver dónde está cada persona en el restaurante. Hay todo un bonito trabajo ahí que también estoy muy agradecido que compartan conmigo.
Una cosa que me llamó la atención de lo que decías al principio, que en algún momento consideraste ser actor, ¿por qué no sucedió?
Porque no me dejaron, mano… (ríe). Hubo mucha resistencia y yo no puse mucha violencia. Me hubiera gustado que mi historia fuera, ‘Ah pues si no me das permiso, me largo de la casa’, pero la verdad es que también quiero mucho a mi familia.
Terminé estudiando marketing. Fue una mezcla de miedo con no tener las herramientas para decirle a mi familia en ese momento, ‘Oye creo que estaría bueno por esto y por esto’, y como que lo dejé, y la verdad no me arrepiento de la decisión porque el camino de la comedia me ha dado un enriquecimiento personal que no sé si como actor hubiera tenido, y ahorita tengo esta oportunidad de regresar y tener ahí un ratito para jugar con el teatro que me tiene muy feliz.
¿Y eso significa que más adelante te podríamos ver más involucrado con proyectos de teatro?
¡Yo estoy súper abierto! A mí me gusta, sobre todo cuando haya comedia, no sé qué tanto me gustaría meterme a otros géneros… quizá cuando esté más viejo y como Jim Carrey ya pueda hacer el papel dramático, pero ahorita me interesa también crecer mis herramientas como comediante, y el teatro es una manera diferente de hacerlo. Eso me gustaría. Creo que es una manera muy natural de poder migrar a sketches y a películas, lugares donde también nos hace falta cambiar la conversación sobre la comedia, y este es un primer pasito.
Alex Fernández se estrena como Sam (y otros tantísimos) el próximo 10 de abril en Agotados en el Nuevo Teatro Silvia Pinal, para después alternar con el resto de los valientes.