Esta temporada pre-Tonys en Nueva York la que te tienes que aventar es Be More Chill en Broadway. Permítenos decirte por qué es un must de musical.
La carrera por el Tony está con todo -no que ésa sea una razón para montar o no un musical, pero la motivación es grande. Y esta temporada de estrenos en Broadway ya hay una obra que se está destacando de todas las demás, y que si estás planeando un viaje próximo a la Meca de los musicales no te puedes perder: Be More Chill.
Abrió en New Jersey hace un par de años y resultó todo un éxito, solamente su soundtrack rompió récords en descargas para una obra Off-Broadway, por lo que su tránsito a Broadway no sólo era esperado, pero anunciado; y además recuerda el trayecto de otros éxitos como Spring Awakening o Next to Normal.
La trama es una mezcla entre Little Shop of Horrors y un capítulo de Black Mirror y es tan extra que simplemente sabes que no puede sino volverse de culto: Jeremy, un niño invisible de la preparatoria (excepto para su mejor amigo, Michael), decide tomarse una pastilla japonesa con la promesa de que su tecnología arregle todo lo que está mal con su vida y le consiga la atención de Christine, la geek del teatro que ama en secreto, tomando posesión de su cuerpo y pensamientos. Claro que la popularidad viene con un precio alto que Jeremy tendrá que descubrir a la mala.
Si suena como algo salido de un capítulo de Goosebumps, es porque lo es. Y es tan gloriosa en su irreverencia y absurdo, que desde el primer minuto en el que Jeremy abre la obra esperando que su pornografía cargue (y no lo hace y ahora estará incómodo todo el día) y hasta el último momento en el que los estudiantes montan una versión de Midsummer Nights’ Dream de Shakespeare pero con zombies y batallan el mal con Mountain Dew no deja de romper los límites de lo creíble de carcajada en carcajada.
No por eso deja de ser humana y relacionable. Cuando Jeremy canta «Loser, geek or whatever» desesperado y dispuesto a hacer a un lado a su mejor amigo con tal de sentir que es visible por primera vez en su vida, se siente como toda una generación de adolescentes tratando de expresarse en una sola melodía; y Michael en respuesta soltando la trágica pero increíblemente carismática «Michael in the bathroom» expresa la ansiedad del abandono, de saber que lo que antes formaban dos, ahora sólo lo integra uno, y no hay manera de no entender su dolor porque, ¿quién no ha pasado por ahí?
Pero al mismo tiempo, canciones como The Smartphone Hour, I Love Play Rehearsal, Do You Wanna Hang? o la misma Be More Chill que nombra la obra son un franco ensayo a lo irracional que puede ser el pensamiento adolescente, y lo absurdo de la seriedad con la que uno se toma a sí mismo a esa edad.
Encima de lo descarado de su trama, mucha de la magia de Be More Chill radica en su elenco, en específico en George Salazar (Michael), que piensa en cada detalle de su personaje hasta en lo afeminado de sus movimientos y voz, no por su orientación sexual, pero por su crianza con dos mamás -que canta como nadie-, y Stephanie Hsu (Christine) que simplemente no puede abrir la boca sin tenerte en el piso de la risa.
Las coreografías que se suman al juego del absurdo, los vestuarios fosforescentes a la rave millennial, la escenografía simplista pero clave y hasta las proyecciones que te transportan a un universo sci-fi donde todo es posible, terminan de crear este mundo que a un mes de su estreno en Broadway ya tiene a clubs de fans regresando función con función y armando una franca fiesta en el Teatro LYCEUM. Y esa emoción es contagiosa.
Repetimos. Opciones en Broadway hay muchas y variadas, pero si estás en el mood de ver una comedia inteligente, con todo para permanecer temporadas enteras en Broadway creando filas de seguidores a la Wicked-Book of Mormon, Be More Chill es la imperdible de 2019. Y si lo haces antes de que se lleve el Tony, tal vez la alcances a ver antes de que los precios de los boletos suban de manera incontrolable.
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