Elegimos nuestras once puestas en escena y obras musicales favoritas del año. ¿Cuáles son las tuyas?
El 2018 ha llegado a su fin y junto con él una avalancha de obras de teatro y musicales que se presentaron en la Ciudad de México. No todo fue glorioso, lo sabemos, y como siempre hubo uno que otro resbalón imperdonable (especialmente en el ámbito musical); pero otros muchos montajes se lucieron y probaron una vez más que en México el teatro es envidiable.
Éstas fueron nuestras favoritas de 2018:
EL HILADOR: Mágica y fantasiosa de principio a fin. El Hilador es una fábula sobre el teatro mismo, con una Muerte encantadora y un diseño de producción apantallante. Pero la que se lleva las palmas es Paula Zelaya, directora y dramaturga que hizo de este cuento de hadas una realidad.
LA OBRA QUE SALE MAL: Qué manera de tener al público muerto de la risa. Una obra que funciona como un relojito perfectamente sincronizado. Cada cosa que sucede sobre ese escenario está tan perfectamente calculada que te hace creer que es un accidente, y el elenco es una belleza de comedy timing perfecto.
BUENAS PERSONAS: Diego del Río nos trajo este relato sobre la diferencia de clases, y la mentira sobre que sólo con «chingarle» sale uno de pobre. Tan bien adaptada que aunque fue escrita para Boston se siente inherentemente mexicana, y la actuación de Arcelia Ramírez es inolvidable.
LOS MISERABLES: El musical de musicales, con una producción nueva y apantallante que llena de tecnología un clásico (y hace que la muerte de Javert sea un momento increíble). Voces padrísimas y un elenco que se rompe la madre en cada función sobre ese escenario, Los Miserables vuelve a demostrar por qué es un básico de la cultura teatral.
EL BIEN DEL PAÍS: Una obra sobre el poder de sanación, renovación y reintegración del teatro con un elenco digno de irte para atrás en tu butaca. Tiene momentos de comedia para llorar de carcajada y otros drásticos de drama que te recuerdan dónde estás parado, y encima de todo, un diseño de iluminación, escenografía y vestuario bellísimo como pocos.
LA SOCIEDAD DE LOS POETAS MUERTOS: Una enorme coreografía que conjuga uno de los montajes visualmente más perfectos que vio 2018 en teatro. La fábula del Profesor Keating y su famoso carpe diem que enseña a sus confudidos alumnos que la vida hay que disfrutarla cada día y sin pedir permiso de nadie. Los coros, la escenografía, la iluminación, el ensamble, esta es una obra para devorar con la mirada.
HELLO, DOLLY!: Aunque viejito, Hello, Dolly! demuestra desde el Teatro de los Insurgentes que sigue siendo uno de los más divertidos jamás creados. Dolly Levi, una casamentera (entre otras muchas cosas) decide darse una segunda oportunidad al amor, y en su intento por quedarse con el casi-millonario Horace acaba armando una comedia de enredos hilarante. Eso sin contar que las canciones son increíbles, los números de baile impresionantes y la producción tiene un tren arriba del escenario.
LA ESCAFANDRISTA: Dos actores en escena y una mesa de madera transformable es todo lo que esta obra necesita para insertarse en el hueso del sentimiento. Dos hermanos en un pueblo pesquero, ven a sus padres y sus sueños perdidos conforme el agua se traga y alcoholiza todo lo que para ellos es preciado. Hugo Arrevilaga (director) demuestra que no se necesita mucho para crear constantes figuras en el escenario y tener un mundo en movimiento sin necesidad de verlo físicamente.
A OCHO COLUMNAS: Lo nostálgico de las películas del cine de oro mexicano traído al teatro, en una obra de Salvador Novo sobre la corrupción en los medios de comunicación, y la infame mancuerna que crean junto a las autoridades, que sigue teniendo toda la vigencia del mundo hoy en día. Pero esas actuaciones al estilo Pedro Infante son las que se llevaron nuestro corazón.
PRÍNCIPE Y PRÍNCIPE: El cuento para niños más inclusivo que se ha visto en esta ciudad. Una Reina quiere ver casado a su hijo el Príncipe para poder dejar sus labores reales, pero cuando trata de conseguirle una esposa, su heredero se acaba enamorando de otro Príncipe (el azul), ¿y saben qué es lo mejor? Que no pasa nada, la historia de amor prosigue sin medio apuro.
VILLA DOLOROSA: Una versión moderna y minimalista de Las Tres Hermanas de Chéjov, donde las desgraciadas son un trío de burguesas, encerradas en la casa que sus padres académicos e intelectuales dejaron para ellas, sufriendo porque son incapaces de conseguir una felicidad constante. Dividida en cuatro cumpleaños, el elenco entero de esta obra se dedica a dar clases de actuación en cada función y es un gozo verlos.
¿Cuáles fueron las tuyas?