Pretendido como trabajo de titulación del CUT, Ya No Sé Qué Hacer Conmigo en un nuevo musical original mexicano sobre la vida burócrata y sí, una maravilla.
Normalmente con el estreno de cualquier nueva obra musical en México nosotros estaríamos haciendo review (como probablemente has leído antes), pero curiosamente la producción que más reciente nos voló del asiento no es un trabajo profesional… pero escolar, de modo que decidimos cambiar un poquito las reglas para no dejar de recomendártelo, porque estudiantil o no, Ya No Sé Qué Hacer Conmigo es uno de los mejores musicales originales mexicanos. Y punto.
¿Qué es Ya No Sé Qué Hacer Conmigo? En términos reales es el trabajo de titulación de una generación de 13 alumnos del CUT que, por primera vez en la historia de la Universidad, presentan un musical -original- como trabajo final, dirigido por el mismísimo Hugo Arrevillaga (Clausura del Amor) con canciones de los uruguayos Cuarteto de Nos.
En términos menos técnicos es una explosión de energía, comedia, realidades parodiadas, acrobacias, rebeldía, intensas coreografías, letras punzantes, inercia godín, burla al arte y una pisca de apocalípsis zombie, todo mezclado en un trabajo de ensamble que de algún modo recuerda a las escenas escolares de Spring Awakening en su poderoso hastío y a Come From Away donde un grupo se convierte en unidad y 13 mesas y sillas en todo lo que la imaginación permita.
En una oscura oficina de gobierno donde los empleados tienen prohibido sentir y deben permanecer hasta altas horas de la noche esperando a que los del piso de arriba les manden folios para transcribir, una luz comienza a brillar al final del túnel (de pronto de manera literal) cuando empieza a correr el rumor de que uno de ellos recibirá el preciado cubículo 14 (el único con ventanas) por su buen comportamiento laboral.
La motivación se convierte en una lucha de poder mientras los burócratas encuentran en esa posibilidad de aire fresco y vitanima D una razón brutal de catársis y comienzan a sacar arrepentimientos y frsutraciones de una vida pasada en la que quizá estudiaron arte, quizá querían bailar danza polinesia o perdieron familiares y amigos por darle prioridad al trabajo, y ahora no les queda más que la eterna espera del folio (como una especie de castigo griego que se repite hasta el infinito) y la imagen de un gerente todo poderoso que, a imagen y semejanza de los dioses, jamás se ha materializado frente a los mortales, pero es igualmente adorado por muchos.
El texto del mismo Hugo Arrevillaga es ácido y atinado, mientras mantiene el humor con el que el trabajador promedio de la CDMX seguro se relaciona, desde la empleada que vende cacahuates y hasta el que hace sentadillas cada que va al baño para evitar la hipertensión, Hugo espejea perfectamente al Godínez, pero más allá de llevarlo al lugar de burla burda y fácil (en el que sería tan sencillo caer), lo convierte en un animal enjaulado, no tanto risible en su fachada de tupper y chat oficinal, pero empatizable en su insatisfacción crónica y ambición embotellada.
Y las canciones del Cuarteto de Nos parecen francamente haber sido escritas para la historia. Perfectamente narrativas y crudamente emocionales, el musical de rocola, en esta ocasión, y enfatizo «en esta» porque no siempre sucede con el formato, enaltece los sentimientos comprimidos (acuérdense que tienen prohibido sentir) de este ensamble para darle voz a miles de trabajadores que fácilmente podrían levantarse de la cama para ir a trabajar todos los días pensando «todo me aburre, ya nada me satisface».
Pero Ya No Se Qué Hacer Conmigo no es un drama, al contrario, es una comedia hilarante donde los arquetipos del burócrata se rompen para ir develando detrás del traje, la corbata y el catálogo de Price Shoes (aquí, Oblígame Perro) a pequeñas bombas de tiempo que pudieran ser la semilla del apocalípsis. Y en la sencilla, pero tan demostrativa frase «Preferiría no hacerlo», el sentir de una sociedad esposada a una vida adulta a la que fueron lanzados sin instructivo ni paracaídas, pero sí con un yoyo y gafete como único documento de identidad.
Los teclados se convierten en armas y en instrumentos musicales, las mesas en peldaños y cuevas, las sillas en escalones y barreras, y el proyecto de titulación en uno de los mejores musicales originales que se han presentado en México, y que, con suerte, tendrá una vida más allá de lo universitario para convertirse en parte de nuestro tianguis teatral que tan necesitado se encuentra de este tipo de proyectos sin pretención, pero con corazón, que no requieren de voces espectaculares y escenografías monumentales para mantener al público en el borde de su asiento con una sonrisa bruta sobre la cara.
Ya No Sé Qué Hacer Conmigo se presenta de jueves a domingo en el Foro del CUT de C.U. con entrada libre. Nosotros recomendamos llegar con poco más de una hora de anticipación a la fila donde se te entregará una ficha para pasar a la sala porque únicamente 80 espectadores tienen oportunidad de hacerlo por función.
Y con o sin review formal, para nosotros es una de las imperdibles del año.