Sex Education se ha convertido lentamente en una de las favoritas de la audiencia Netflix y acá te contamos por qué aún estás muy a tiempo de subirte a ese tren.
Primero lo primero. Sex Education es una comedia británica que podría caer más dentro de la categoría «dramedy». En pocas palabras, narra la historia de Otis (Asa Butterfield) y su desarrollo sexual adolescente, pero eso no significa que ésta sea como cualquier otra coming of age, y la diferencia principal radica en que la madre de Otis (Gillian Anderson) es terapeuta sexual, lo que hace del proceso de autoconocimiento de nuestro protagonista algo divertidamente incómodo.
Poco a poco este joven de 16 años se convierte en lo que juró destruir: en su madre. Y acaba haciéndole de terapeuta sexual para sus compañeros del colegio. Es tan absurdo que ya de entrada, la trama es la primera razón para ver desde ya está serie.
Ahora, la parte dramática (que sí la hay también) se refleja en los conflictos interpersonales y amorosos que viven Otis, su madre y sus amigos. Todo tipo de temas que un joven de esa edad puede afrontar son tratados de manera muy específica en cada episodio.
Segunda razón para verla si ya te quedaste atrasado y no te subiste al tren desde el principio. Esta primera temporada abarca solo ocho episodios que van de los 46 a los 52 minutos y como la historia no solo se centra en Otis, pero también abarca a los que lo rodean, no hay realmente capítulos de relleno y uno la termina rápido.
Y no sólo eso. Ahora estás más que a tiempo para verla porque Netflix ya confirmó que sí habrá segunda temporada.
No es para los tímidos. Al ser una serie que habla de sexualidad existe una apertura muy grande a temas poco tratados o tergiversados en otras series de televisión o en el mismísimo internet. Entre ellos, la homosexualidad, tanto en hombre como mujeres, su sexualidad y problemas de aceptación; o el sexting, sus riesgos y sus ventajas; y cómo el difamar a alguien puede hacer que la opinión pública se vuelque contra esa persona afectando su realización académica y profesional.
Claramente es una serie para un público joven adulto y -en nuestra opinión- se puede ver de dos maneras: por la parte de entrenamiento o por, literal, la educación sexual, ya que a los adolescentes de la edad de los personajes les podría ayudar para entender un poco del proceso que se vive en el despertar de la sexualidad, y a los adultos con hijos…bueno, igual les significa la plática de las flores y las abejas.
Porque además, ojo, en ningún momento cae en lo vulgar o en lo grotesco, digo, de pronto uno siente pena ajena por los personajes, pero tal vez sea porque te estas proyectado.
En definitiva es una serie que se puede disfrutar al máximo, tanto que lamentarás que no haya salido cuando tú pasaste por esa edad tan complicada para unos y placentera para otros.
¿Ya la viste? Cuéntanos qué te pareció.